¡Q U E R É T A R O!
Vamos a proceder a asentar lo que dejó el breve pero bello recorrido por la colonial localidad de Querétaro. Decidí ir porque Santi me ofreció acompañarlo y de paso yo podría conocer un lugar nuevo, también debido a que dormiríamos en un lujoso Hotel que incluía exóticas comidas gratuitas (diarias), además de que los de su trabajo también le pagarían la gasolina, los peajes, y el hospedaje claro. “¿Dónde firmo?” pensé, así que emprendimos viaje, unas dos horas en total serían (y fueron); Ya pasada la primera hora de nuestro camino nos encontramos con que el tráfico lisa y llanamente se detuvo, la ruta estaba visiblemente atestada y unos policías hacían pasar a los autos por un solo carril, el cual estaba del lado derecho de la ruta (nosotros en el izquierdo). De repente vemos que el auto que está delante nuestro le hace señas de luces a un camión que estaba apuntándolo de frente, en evidente dirección contraria y totalmente detenido (vaya a saber uno por qué motivo, razón o circunstancia). Lo cierto fue que tras hacer marcha atrás para salir del pseudo embotellamiento, vemos que del camión se bajaron 2 tipos y del auto su bajito copiloto. A los pocos segundos uno de los camioneros le estaba gritando maldiciones al pobre chaparrito, hasta le amagaron con pegarle una trompada y el buey se hizo hacia atrás (con mucha suerte no recibió el puñetazo). Nosotros atinamos a retirarnos velozmente, porque el camión avanzó el metro que lo separaba de la trompa del pequeño auto y seguidamente lo embistió suavemente, como empujándolo sin querer. Además de que vimos como los que estaban dentro del auto empezaban a gritar desesperados, ¿y la policía? bien gracias...Un poco de ira mexicana e incomprensible nos dijimos y seguimos viaje.
Llegamos cansados derechito a dormir, aunque fue mejor idea previamente degustar una grandiosa “arrachera”: un plato típico que trae de todo, carne de cerdo, frijoles, salsa con chile, papas extrañas, alguna otra cosa que desconozco el nombre, en fin, una delicia total. Al día siguiente me desperté tarde sobre las 12 y algo, de todas maneras salí a recorrer pero muy poco. En realidad el cielo estaba tan hermoso como lo estaría el agua de la alberca (pileta) del Hotel, lo que hizo que me incline por dar con ese sol, las cómodas reposeras, el servicio intachable de los empleados, y así poner en remojo mi cuerpito (más que nada sabiendo que en Querétaro no hay playas ni nada). La alberca en su parte honda debía tener un metro y 30 centímetros, muy poco para mi 1.88 de estatura. Luego volví a la habitación y me puse a ver US Open, me bañé, pedí una porción de cheese cake y me puse a escribir una de las entradas para el tercer capítulo de este blog. Santi regresó como a las 7 de la tarde, deglutimos una cena igual de gorda que la de la noche anterior y nos fuimos a dormir, previo a tomar un whiskicito y ver “Two & a Half Men". Opté por recorrer la “ciudad” al siguiente día, y la verdad que me sorprendió su pintoresca belleza, su rusticidad, las calles bien angostas de piedra y con casitas de techos bajos alrededor; Donde miraba podía deleitarme con las montañas y cerros acechando en cualquier dirección, dándole un fondo más que digno al paisaje colonial. Vean unas fotos que saqué aquella tarde caminando Querétaro:
¡S A N M I G U E L D E A L L E N D E!
En aquella misma noche emprendimos viaje hacia San Miguel, con la idea de conocer un lugar aún más peculiar que Querétaro. Los cuatro subimos al auto de una de las chicas y les exigí que escuchemos "Divididos por la felicidad" de Sumo, disco con el cual quedaron todos dados vueltas, intentando comprender la increíble historia de Luca Prodan que me encargué hacerles saber. Una vez que arribamos a esa ciudad tan bella, pequeña y poco común, dimos infinidad de vueltas para conseguir un fernet, pero no había caso; De todas formas esa insistencia nos hizo encontrar uno, en una despensa recóndita, con el que nos terminaríamos conformando: una versión local de la bebida, la cual el dueño del mini comercio nos dijo que la gente lo compraba para usarlo como remedio (¿?) y como digestivo, aún así compramos igual y nos tomamos casi toda la botella, junto con nuestras amigas que nunca habían probado un licor de hierbas tan extraño y amargo...lo cierto fue que al día siguiente pudimos confirmar las propiedades excretoras de este fernet casualmente de marca Vallet, como que hace juego con la palabra baño ¿no?...
Esa misma noche el fernet fue consumido frente a un mirador impresionante desde el cual se veía toda la ciudad, pero como estaba muy oscuro y algo en mi cámara no pude activar correctamente esas fotos quedaron en la nada, igualmente les voy a convidar algunas imágenes que me dejó San Miguel de Allende:
Por si fuera poco en la placita principal encontramos a un grupo de excéntricos mariachis, había que ser precavido porque constantemente te ofrecían sus servicios, sin decirte el valor, pero lo que se sabía era que si bien le cantan al amor son bastante mercenarios y ventajeros; Por eso es que los filmé lo más disimuladamente posible, hay algunas risas, mi voz se escucha dándo órdenes, lo destacable es que estaban afinados, perfumados, y de punta en blanco. Con ustedes una versión de "Bésame mucho"...
http://www.facebook.com/video/video.php?v=10150299403224410
Poco después de las 2am regresamos al Hotel, las chicas ya se habían ido, y otra vez no dormimos riendo de las locuras de Charlie Sheen en la pantalla chica. Ya al día siguiente nos volveríamos apenas entrada la mañana, lo bueno de esto fue pude conocer dos lugares sin comparación, inimitables, por demás únicos y bien representativos de la vieja cultura mexicana.
En el último capítulo no se pierdan la infinidad de curiosidades nuevas que descubrí, en unos días estaré de vuelta con ustedes...
En el último capítulo no se pierdan la infinidad de curiosidades nuevas que descubrí, en unos días estaré de vuelta con ustedes...
No hay comentarios:
Publicar un comentario