jueves, 29 de septiembre de 2011

Cuarta Veintena - Capítulo Final

INTERACCIONES Y CURIOSIDADES

Con el fin de rematar las incidencias resultantes, del período comprendido entre el 22 de agosto y el 10 de setiembre, voy a detenerme a desdeñar lo que opinan aquí sobre Roberto Gómez Bolaños. Para nosotros los argentinos es común denominar a “Chespirito” como quizá el máximo héroe de la cultura humorística mexicana (junto a Mario “Cantinflas” Moreno claro está), pero hay que mencionar que se hallan posturas disímiles al respecto. Sí le vamos a dar la derecha al protagonista de “El chavo del 8” por tener miles de seguidores más en Twitter que el mismísimo presidente Felipe Calderón Hinojosa, además de que su cuenta fue abierta más de un año después que la del mandatario; Aunque tampoco hace falta demasiado para dar una mejor imagen que Calderón, más que vapuleado, por la nefasta realidad del país en materia (in) seguridad. Lo cierto es que no fácil encontrar mexicanos que se sepan fieles espectadores del show del chavo, por ende mucho menos de Bolaños, y menos aún de alguna de las tantas otras series o tiras televisivas que realizó. Siempre que alguien evoca a dicho personaje trato de entender porqué existe esta avenencia hacia el ex “Chapulín colorado”, y me dicen simplemente que aquí nadie era tan fanático al punto de la adoración, sí tenía fans, pero que siempre fueron menos que en Argentina. Por eso se explican todos los millones que ha cosechado, por el fervor que provoca y provocaba en nuestro país, donde lo siguen emitiendo aunque su último episodio data del año 92 (acá en México casi ya no hay rastros del queridísimo chavito)…A fin de cuentas todos los locales nos culpan a nosotros de haber sido los principales responsables de la fortuna de Chespirito, que “El chavo” fuera sintonizado más en Argentina que en el cualquier otra parte del mundo, que ellos (no todos) lo quieren en el fondo, pero menos que nosotros…Rarito, ¿no?, bah, nunca se me hubiese ocurrido que así podría ser, aunque investigué un poco más y no es agradable saber que la mayoría de los integrantes de la vecindad terminaron en juicio con Bolaños, por los derechos de autor de los personajes.

Por otra parte hay que decir que no es común encontrarse con un bidet en México, en mi caso nunca vi uno en ninguno de los baños que entré, si bien muchos afirman que no es imposible dar con el clásico acompañante del inodoro en ciertos hogares. Pensar que es algo indispensable, al menos entre toilettes argentos…Si bien reconozco que no tengo afición por sentarme sobre ellos, porque creo en el poder de un buen papel y dos manos quirúrgicas, llama mucho la atención imaginarse al menos un instante los cuerpos en cuestión y su higiene en general.

De la excepcional travesía por Querétaro (y San Miguel de Allende), aventura incluida en el 2do capítulo de esta entrada, vamos a considerar como curioso a un trago que probé en el centro histórico de dicho sitio. Santiago y yo insistíamos en la calidad de bebida que es el Fernet, empero nuestra amiga se cansó de escucharnos y nos llevó a un lugar que no recuerdo el nombre y pidió: “3 nieves de limón con vino”, ok dijimos; Ver como lo preparaban no era muy auspicioso, más que nada porque a un vaso con escarcha trasparente le echaron tintillo de un bidón de aspecto apenas confiable para la vista humana: de esos verdes con vidrio grueso y con una etiqueta gastada y vieja. Sin embargo fue algo sin igual, además de que me propició un golpecito alcohólico que aumentó demasiado mis ganas de seguir bebiendo lo que venga (sea, haya), el sabor era a vino dulce tipo Syrah mezclado con rico limón, que sumado al efecto nieve del hielo escarchado hacían de este un trago único, sin comparación. De la familia de la sangría, pero si efectivamente lo fuese, en realidad sería el Dios de las mismas. Inolvidable, en serio.


PERSPECTIVAS DE APRENDIZAJE

Cerrando vamos a decir que si bien el D.F. cuenta con una interesante red de subte, que llega a más lugares que las redes porteñas, además de que es un servicio más barato y que los trenes se suceden con una diferencia máxima de 4 minutos; En general el tráfico es peor que en Capital Federal, por lejos, ya citamos que el transporte terrestre está mal regulado, que los “camiones” son muy desprolijos en su proceder, que abundan y que circulan sin un visible mantenimiento. Lo que no había notado, en un principio, es que realmente hay una sobrepoblación de autos (carros) que es de no creer (junto con la de aviones mencionada en la 2da veintena). De hecho, dependiendo del año de creación que sea tu auto siempre hay un día a la semana en el que no puede salir a la calle, eso depende del color de calcomanía que tenga tu carro y de si el mismo es anterior al año 2001 (si no me equivoco). A lo que voy es que en horas pico es impredecible saber cuánto tiempo puede llevarnos recorrer distancias largas, exceptuando si a nuestro destino podemos llegar a través de la red de Metro, la cual es eficiente como ya dije. El aprendizaje en cuestión radica en que debo extremar las medidas temporales, saliendo de casa siempre 30 minutos antes de lo que sería lo normal (aunque no aplique aquí tal término), porque si el D.F. quiere puede hacer que los autos y camiones avancen 3 metros cada 5 minutos aproximadamente. Incluso en Querétaro también presencié un embotellamiento madre, yo iba caminando tranquilo por la vereda y divisaba (mi paso era regular) que mientras progresaba los autos seguían inmóviles a través de las cuadras, lo que sí: te debo los bocinazos…nadie los escatima (sólo Inés Catima jaja).

Por último detallar una información: el espionaje se practica y no solamente en las zonas recónditas de la ciudad. Una noche veníamos de un bolichito con mi amigo Santiago, al ir en busca de su auto vimos a pocos metros una gran camioneta con transmisores en el techo que tenía abierta una de sus ventanillas traseras y dejaba ver a dos personas con auriculares y de fondo un mini estudio de grabación; Sí señores, estaban haciendo escuchas (como los amigos de Macri), no sé si legales o no, pero era extraño ver que en La Condesa se hagan este tipo de trabajos (por más que eran casi las 4 de la mañana). Les dejo dos fotos del lugar, sin bien sea de día, para que imaginen que en este barrio (colonia) demasiado tranquilo e inofensivo, aparentemente alguien tiene sobre sus espaldas a un grupo de inteligencia, Dios lo bendiga o castigue…

 

martes, 20 de septiembre de 2011

Cuarta Veintena - Capítulo 2

¡Q U E R É T A R O!

Vamos a proceder a asentar lo que dejó el breve pero bello recorrido por la colonial localidad de Querétaro. Decidí ir porque Santi me ofreció acompañarlo y de paso yo podría conocer un lugar nuevo, también debido a que dormiríamos en un lujoso Hotel que incluía exóticas comidas gratuitas (diarias), además de que los de su trabajo también le pagarían la gasolina, los peajes, y el hospedaje claro. “¿Dónde firmo?” pensé, así que emprendimos viaje, unas dos horas en total serían (y fueron); Ya pasada la primera hora de nuestro camino nos encontramos con que el tráfico lisa y llanamente se detuvo, la ruta estaba visiblemente atestada y unos policías hacían pasar a los autos por un solo carril, el cual estaba del lado derecho de la ruta (nosotros en el izquierdo). De repente vemos que el auto que está delante nuestro le hace señas de luces a un camión que estaba apuntándolo de frente, en evidente dirección contraria y totalmente detenido (vaya a saber uno por qué motivo, razón o circunstancia). Lo cierto fue que tras hacer marcha atrás para salir del pseudo embotellamiento, vemos que del camión se bajaron 2 tipos y del auto su bajito copiloto. A los pocos segundos uno de los camioneros le estaba gritando maldiciones al pobre chaparrito, hasta le amagaron con pegarle una trompada y el buey se hizo hacia atrás (con mucha suerte no recibió el puñetazo). Nosotros atinamos a retirarnos velozmente, porque el camión avanzó el metro que lo separaba de la trompa del pequeño auto y seguidamente lo embistió suavemente, como empujándolo sin querer. Además de que vimos como los que estaban dentro del auto empezaban a gritar desesperados, ¿y la policía? bien gracias...Un poco de ira mexicana e incomprensible nos dijimos y seguimos viaje.


Llegamos cansados derechito a dormir, aunque fue mejor idea previamente degustar una grandiosa “arrachera”: un plato típico que trae de todo, carne de cerdo, frijoles, salsa con chile, papas extrañas, alguna otra cosa que desconozco el nombre, en fin, una delicia total. Al día siguiente me desperté tarde sobre las 12 y algo, de todas maneras salí a recorrer pero muy poco. En realidad el cielo estaba tan hermoso como lo estaría el agua de la alberca (pileta) del Hotel, lo que hizo que me incline por dar con ese sol, las cómodas reposeras, el servicio intachable de los empleados, y así poner en remojo mi cuerpito (más que nada sabiendo que en Querétaro no hay playas ni nada). La alberca en su parte honda debía tener un metro y 30 centímetros, muy poco para mi 1.88 de estatura. Luego volví a la habitación y me puse a ver US Open, me bañé, pedí una porción de cheese cake y me puse a escribir una de las entradas para el tercer capítulo de este blog. Santi regresó como a las 7 de la tarde, deglutimos una cena igual de gorda que la de la noche anterior y nos fuimos a dormir, previo a tomar un whiskicito y ver “Two & a Half Men". Opté por recorrer la “ciudad” al siguiente día, y la verdad que me sorprendió su pintoresca belleza, su rusticidad, las calles bien angostas de piedra y con casitas de techos bajos alrededor; Donde miraba podía deleitarme con las montañas y cerros acechando en cualquier dirección, dándole un fondo más que digno al paisaje colonial. Vean unas fotos que saqué aquella tarde caminando Querétaro:

 
 


¡S A N   M I G U E L   D E    A L L E N D E!

En aquella misma noche emprendimos viaje hacia San Miguel, con la idea de conocer un lugar aún más peculiar que Querétaro. Los cuatro subimos al auto de una de las chicas y les exigí que escuchemos "Divididos por la felicidad" de Sumo, disco con el cual quedaron todos dados vueltas, intentando comprender la increíble historia de Luca Prodan que me encargué hacerles saber. Una vez que arribamos a esa ciudad tan bella, pequeña y poco común, dimos infinidad de vueltas para conseguir un fernet, pero no había caso; De todas formas esa insistencia nos hizo encontrar uno, en una despensa recóndita, con el que nos terminaríamos conformando: una versión local de la bebida, la cual el dueño del mini comercio nos dijo que la gente lo compraba para usarlo como remedio (¿?) y como digestivo, aún así compramos igual y nos tomamos casi toda la botella, junto con nuestras amigas que nunca habían probado un licor de hierbas tan extraño y amargo...lo cierto fue que al día siguiente pudimos confirmar las propiedades excretoras de este fernet casualmente de marca Vallet, como que hace juego con la palabra baño ¿no?...

Esa misma noche el fernet fue consumido frente a un mirador impresionante desde el cual se veía toda la ciudad, pero como estaba muy oscuro y algo en mi cámara no pude activar correctamente esas fotos quedaron en la nada, igualmente les voy a convidar algunas imágenes que me dejó San Miguel de Allende:


Por si fuera poco en la placita principal encontramos a un grupo de excéntricos mariachis, había que ser precavido porque constantemente te ofrecían sus servicios, sin decirte el valor, pero lo que se sabía era que si bien le cantan al amor son bastante mercenarios y ventajeros; Por eso es que los filmé lo más disimuladamente posible, hay algunas risas, mi voz se escucha dándo órdenes, lo destacable es que estaban afinados, perfumados, y de punta en blanco. Con ustedes una versión de "Bésame mucho"...
 

http://www.facebook.com/video/video.php?v=10150299403224410 

Poco después de las 2am regresamos al Hotel, las chicas ya se habían ido, y otra vez no dormimos riendo de las locuras de Charlie Sheen en la pantalla chica. Ya al día siguiente nos volveríamos apenas entrada la mañana, lo bueno de esto fue pude conocer dos lugares sin comparación, inimitables, por demás únicos y bien representativos de la vieja cultura mexicana.
En el último capítulo no se pierdan la infinidad de curiosidades nuevas que descubrí, en unos días estaré de vuelta con ustedes...



lunes, 12 de septiembre de 2011

Cuarta Veintena - Capítulo 1

LA TERCER MUDANZA

Habiendo caducado el período acordado de permanencia en la Colonia Escandón, luego de haber buscado entre varias propuestas para hacerme de un nuevo hogar, me decidí por instalarme en una casona ubicada en la Colonia Cuauhtemoc. Por un precio considerable se me brindan comodidades tales como Internet wi-fi, canales (y televisor claro), una recámara dentro de todo acogedora y con mucha iluminación gracias a la ventana que da al floreado patio, una cama muy confortable y un armario grandísimo con alrededor de 59 perchas; Además cuento con un estante espacioso en la heladera, acceso a todos los utensilios de cocina (ollas, platos, vasos, cubiertos, colador, etc), e incluso hay mi disposición un lavarropas que pagando una diferencia mínima puedo usar, aunque tengo que comprarme el jabón je. El baño está al lado de mi habitación y es compartido, por lo que nadie deja el papel en el baño, ni los jabones, ni el shampoo, ni siquiera los cepillos de dientes. Todo bien dividido, personal e independizado. Por suerte la ducha tiene bastante presión aunque no la que tenía en el baño del depa de Escandón.


La casa es hermosa por dentro y de marcado estilo antiguo, la dueña debe tener unos sesenta y pico de años y se llama Jacqueline y tiene una perra labradora que se come todo lo que se le cruza y que si te das vuelta se sube a la mesa y mete el hocico en tu plato. Hay otros dos inquilinos más, hace unos días conocí a uno de ellos, mexicano de cómo 42 años y la verdad que no entiendo cómo llegó acá, no es tema mío igualmente. Mi habitación queda arriba, al fondo a la izquierda, lo llamativo es que la señora se acuesta siempre sobre las 20:30 (incluso antes) y duerme con la perra (mmm), a lo que iba es que cuando uno regresa luego de ese horario están todas las luces apagadas aunque por suerte descubrí como utilizar la linterna de mi teléfono para que alumbre mi ascenso hacia mi casita. Lo mejor de esta zona donde estoy viviendo es que se trata de un barrio súper seguro, algo caro en comparación al anterior, en el cual tengo a dos calles la gloriosa Diana Cazadora y a 5 cuadras también puedo disfrutar del Ángel de la Independencia (fotos).



No es que tampoco se trate un centro turístico, si bien es gratificante salir de la casa “de uno” y encontrarse con una zona hermosísima, aunque es una de las que se desmadran de tráfico en los horarios pico (los cuales son muchos). En materia transporte tengo la estación de Metro Sevilla a 5 calles, también tengo Chapultepec a unas 7 cuadras, lo cual me permite poder tomarme camiones (colectivos) que viajan hasta la mayoría de los puntos alejados que contiene el D.F.; Mi zona es conocida más comúnmente como Reforma, y algo de lo que no hay dudas es de que a octubre también lo voy a vivir aquí donde estoy hoy día. Por último debo señalar que tengo una terraza a la cual accedo desde una puerta que está dentro de la recámara, ah y que obviamente que puedo traer visitas…a dormir no sé si puedo hacerlo, sin embargo no lo haría jamás porque el respeto domina mis acciones (¿?).


¡¡QUÉ APARATOSO ESTE BUEY!!

Volviendo a las irregularidades que algunos cometen por no detenerse a pensar, voy a citar una noche en casa del peruano y querido Manuel, bah en realidad fue a metros de la puerta de su departamento. Estábamos con otros 2 amigos (uno francés y otro mexicano) fumando unos puros y bebiendo vodka de raspberry, cuando terminamos la botella decidimos tomar unas botellitas de cerveza antes de migrar al antro que esa noche nos esperaba. Lo que pasó fue que mientras buscábamos finiquitar esos envases a Manu se le rayó el disco rígido y dijo “vamos, vamos, nos tomamos las chelas esperando un taxi abajo”, “ok” dijimos todos y bajamos…mientras aguardábamos un taxi nos reíamos de alguna frase incoherente las cuales todos veníamos profiriendo ya naturalmente. Manu por su parte elegía cantar algo incomprensible parado en el medio de la calle y bailando osadamente, hasta que a una cuadra más o menos yo diviso que venía una patrulla policial; De inmediato le advierto de esto a Manu pero él siguió con sus ademanes exaltados, para que me hiciese caso le tiré de su remera pero no hubo caso (valga la redundancia), para cuando me cansé de insistirle opté por alejarme unos pasos de él y dejar mi botella al lado del árbol más cercano. De los otros dos el mexicano ya había dejado su cerveza arriba, en tanto el francés estaba hablando por celular así que medio como no entendió cuando la maldita policía frenó al lado nuestro, y si bien 15 segundos antes Manu se había percatado de cortar con su “acting alocado”  ya era tarde…


Estos dos policías se bajaron de su auto y vinieron hacia nosotros parsimoniosamente, sus caras no denotaban una situación económica excelente ni tampoco ganas de dejarnos ir gratuitamente en otras palabras. Primero el mexicano intentó explicar la situación, creyendo que ser local le daría algún poder especial, a lo cual le dijeron que “nos vamos a tener que llevar a ellos dos porque estaban tomando en la vía pública en un horario en el que es un delito". Según ellos (días después supe que era falso lo que nos dijeron) el chiste de Manuel al menos implicaba 32 (¿32?) horas en el calabozo o una multa de 6.000 pesos (2.000 nuestros aproximadamente), en eso saltó Manu a intentar calmar las aguas aunque indudablemente era por lejos el menos indicado, a lo que lo uno de los oficiales se dirigió a su patrullero y procedió a abrir la puerta trasera (como consumando el arresto) y amenazantemente volvió a nosotros para decirnos “bueno ¿cómo hacemos?”; Por su parte el francés empezó a auto-abochornarse con su español poco fluido e hizo que el otro oficial haga sonar su radio para informar la situación a sus superiores (al menos fingió que lo estaban escuchando y usó un tono bien policíaco). Yo por dentro crepitaba porque sabía que era irrevertible el tenso momento, entonces intenté decirles que no pasaba nada, que era un error de distracción y que no se volvería a repetir, que seguramente tendrían cosas más importantes para hacer y que se queden tranquilos que nos tomaríamos un taxi y nos iríamos hacia otro lugar sin hacer barullo alguno. Mientras el francés paró a un taxi, el mismo frenó detrás de la patrulla, pero uno de los policías fue y le dijo al conductor que siguiera su ruta. Lo gracioso fue que el taxista no acató la orden y siguió esperando a que sus clientes resolviésemos la situación, lo que obligó al oficial a levantarle la voz al del taxi para que se retire y este sin más lo hizo.


Seguidamente nuestra impaciencia nos llevó a preguntar cuánto querían para compensar lo hecho, "400 pesos al menos" dijeron (una locura debe haber sido el pensamiento al unísono de nosotros 4). Idas y venidas mediante entre los 3 convencieron a los oficiales para darles (¡solamente!) 200 pesos, lo mejor fue que ese monto lo pusieron entre el mexicano y el francés, yo no me iba a hacer cargo en ninguna vida, y Manu les dijo a nuestros compañeros que después les daría dinero porque no tenía cambio. La noche duró 2 horas más, la verdad fue que nos marcó feo en nuestras conciencias la desgracia ocurrida, y por más intentos que hicimos para olvidarlo sabíamos que esa noche ya había sido víctima del aura inadaptada del gran Manuel. Otra vez gracias amigo, nunca había sido partícipe de una coimeada semejante (ja).

domingo, 4 de septiembre de 2011

Tercera Veintena - Capítulo Final


INTERACCIONES Y CURIOSIDADES

En el envión de ir a ver departamentos, las primeras semanas de agosto, además de recámaras, casas rodantes, truchos sucuchos, con la intención de encontrar un lugar acogedor más aún barato (y dentro de todo céntrico); Por esas bizarras casualidades de la vida tuve la oportunidad de conocer a un sujeto por demás extraño, un muchacho inglés de 36 años llamado Patrick quién me abrió las puertas de su hogar un domingo a eso de las 16hs. Para empezar tardé unos 3 minutos en poder entrar a conocer el depa, ya que la mala onda que me tiraba su perrito poco simpático era tal que los ladridos voraces me hicieron dar “4 pasos hacia atrás” (como arranca la canción de Spinetta “A su amor allí”). Hasta que aparentemente el perro había cesado algo en su falta de aceptación para conmigo y con el indispensable apañamiento de su dueño me decidí a pasar, seguidamente el anfitrión desesperado en acortar gastos comenzó a mostrarme el humilde lugar donde vivía y al que pretendía incluirme. Luego de exhibírmelo "de pe a pa", y de no convencerme demasiado, el inglesito se puso medio nervioso para revelarme “algo importante, un detalle que tienes que saber y que podría molestarte”, “¿qué?” le dije subido de ansiedad…“es que yo soy marihuano, fumo mucha mota” confesó…a lo que le dije que no había problema, que fume todo lo que necesite, aunque por dentro pensé que debían ser muy drásticas las cantidades diarias que fumaba como para decírmelo como si fuera algo de vida o muerte. Cuando le dije que por mí estaba todo bien, se dirigió a la mesa principal del living y del cajón saco los utensilios para armarse un cigarro adulterado, al minuto estaba encendiendo el mismo, cuyo tamaño era como mi dedo índice (por si no lo recuerdan es de temer este dedito je). Minutos después Patrick estaba distendido, y nos pusimos a hablar de música, de Oasis, de Blur, de Sonic Youth, de Malvinas, de todo. Sin darse cuenta continuó en plan de dejarme su estilo de vida en claro, empezando por su trabajo: según él trabajaba para el gobierno de Inglaterra en México, fundaban sus capacidades el hecho de llevar bastante tiempo (años) estudiando la historia mexicana. Y que a raíz de la cruenta situación actual de este país su empleo lo llevaba a dar diferentes charlas a lo largo de las tierras aztecas pregonando la no violencia, y también haciendo de orador para rememorar las desgracias en las que cayeron muchos países por culpa del terrorismo del estado. Por cierto también me comentó que tanto él como sus compañeros ingleses en esta arriesgada cruzada estaban muy preocupados por una colega que fue en representación inglesa a Guatemala, y que ya hacía 2 semanas que no les daba señales de vida…Como postre este peculiar sujeto, más alto que yo, se mostró indignado por otra situación: cuando le consulté si le gustaba como era su vida acá me contestó que ya estaba cansado de seguir viviendo en el D.F. pero que desde el consulado de su país lo estaban obligando a quedarse al menos por 6 meses más, que aunque él no quisiera tendría que terminar su trabajo como sea…De todos modos la charla siguió su curso ameno, pero en el fondo algo me decía que no era un rommie indicado para mí, además de que su perro no respondió a ninguno de los silbidos, chasquidos, llamados y gestos que le hice durante la hora y monedas que estuve allí. Gracias por todo Patrick, a quién me encontré en un mercado como 10 días después, pero miré para abajo porque yo venía con un humor de perros…si sabrá él de eso.

Como curiosidad extra a todo lo que les contaré de mi 3era veintena, comprendida entre el 2 y el 21 de agosto, debo informarles sobre una rareza en lo referido a “salir a comer”. Supongamos que a vos te regalan un buen vino, tinto, blanco, rosado, espumoso, un cognac o un whisky. Y que es tu cumpleaños también supongamos, y que además vas a invitar a algunos amigos...Bueno uno puede aparecer, en la mayoría de los restoranes mexicanos, con su (s) botella (s), la que más te guste (n), y por un monto de alrededor de 100 pesos de la moneda local ya podrás disfrutar de tu bebida predilecta, con balde y hielo incluídos. En términos específicos los cien son en concepto de “descorche”, eso es lo que pagas, por lo que llevas tu botella y ya…yo personalmente no sabía que eso existía. Open mind.


PERSPECTIVAS DE APRENDIZAJE

Para cerrar esta etapa sólo quiero dejar asentado algunos tips que me servirán también para el futuro venidero. Por ejemplo que ya me saturé de comprobar el estribillo de ese conocido tema de Charly García que dice “la sal no sala y el azúcar no endulza”, en este país (o quizá en varias partes del país) no hay duda alguna de que no cumplen bien su función ni la sal ni el azúcar. Queda para la sabiduría no poner más las 8 cucharadas con las que durante varias mañanas intenté, sin éxito, que mis “cafeses” tuvieran gusto a algo (fuera de la amargura típica del café). Y con la sal no hay caso tampoco, si quería comer fideos le ponía sal al agua mientras hervía, le ponía sal también después de colarlos, le ponía sal a la salsa o a lo que acompañaría mi pasta, pero no…seguía sin aparecer el gusto deseado, no había forma de levantar las comidas, el sodio mexicano es una pérdida de tiempo pensé (durante varios días). Quedó en claro que no deberé echar al pedo ni uno ni otra, mejor mantenerse fuera de los ingredientes más básicos del arte culinario, haciendo mis comidas como si nada. De paso sé que estaré cuidando un poco más mi colesterol, mi presión, mi organismo, si bien las fases alimenticias tendrán una cierta de cuota de aburrimiento, no es algo que no se pueda solucionar con otros de los intensos aditamentos foráneos.

Por otro lado aprendí que los medios de trasporte terrestres del D.F. aún no se adaptan a mi cuerpo y sus contornos. Volviendo de la loma del ano necesitaba descansar urgentemente, no sólo la espalda, sino pies, cuello y brazos; Me senté en el fondo del “camión”, no merecen llamarse colectivos, y de hecho no se llaman. Son una cajas rectangulares de fines de los 80, que crujen sobre el asfalto y tambalean, y que casi siempre vienen sacudiendo unas músicas que no espero y que si es temprano en la mañana me produce mal humor, léase desde Paulina Rubio a una cachaca innecesaria, lo peor es que el volumen generalmente está mucho más alto de lo que un chofer con ética ciudadana establecería. El caso fue que me estiré más de la cuenta, me desperecé, me relaje, y entre tanta flojera escuché un “crack” en el asiento quíntuple que sólo yo ocupaba, pero todo siguió normalmente, el compás de una banda norteña no tan molesta me hizo sentirme lo más pancho y por poco elijo dormitar unos minutos. Al ratico cambié de posición y estiré mis piernas, otro “crack” pero sin consecuencias oí; Finalmente se acercaba mi destino último y me moví agresivamente para reacomodar mi trasero, y ahí sí que hubo fractura de hierros…además de que desvencijé la butaca y la solté de su lugar natural, seguí sentado (bah, fingiendo que estaba sentado porque estaba casi en el aire) durante los minutos restantes para llegar. Consumado el arribo me levanté como si nada, la débil butaca volvió a chirriar, y me fui como un rayo del bus para que no hubiera evidencias ni rastros del mastodonte que destruyó por completo el futuro asiento de 5 personas…¿era mala la estructura o fue mucho para ella el exceso de peso,sumado a mis movimientos bruscos?, esta vez no me siento tan culpable aunque lo haya sido...

Para concluir mis vivencias quiero reconocerles que no es joda ni mito lo de la altura sobre el nivel del mar del entrañable Distrito Federal. Realmente puede hacer la diferencia en personas que no contamos con el mejor estado físico. Un cierto miércoles la cita para el fútbol 6 era a las 13hs y bajo un sol muy hostil, por mi parte me había levantado a eso de las 11am, desayuné livianito y me fui un rato a lo de Coco. Inconscientemente previo al partido me fumé 2 cigarros, no sé si por ansia deportiva o por simple adicción pero no reflexioné en su momento sobre los efectos que me producirían en el futuro inmediato. Durante el partido que perdió mi equipo por una abultada diferencia de 10/11 goles, corrí más de lo que yo mismo hubiese creído, de todas formas a cada rato tenía que quedarme defendiendo atrás hasta que el aire apareciera, mis pulmones creían en Dios cada vez que sentían volver a funcionar apenas. El oxígeno escaseaba de una forma rutilante los últimos minutos, finalizado el match me fui rápido al departamento, pero justo cuando estaba por entrar al edificio sentí como si el mundo entero conspirara contra mi sisterma respiratorio, en eso el desayuno pasó a ser uno con la acera y vereda, salpicándose de mis desesperados intentos por regular el espesor de una saliva totalmente pegajosa y desoxigenada...fue una "fucking situation" como dice. Comprendí que hay que respetar el factor climático de la ciudad y ser precavido, no se trata de jugar como si nada, la cuestión radica en aceptar que con un deplorable estado físico el cuerpo puede pasar a ser víctima de un golpe de estado.