MÁS Y MÁS CONCOMITANCIAS ABYECTAS
Para continuar delineando las rarezas con las que me encuentro a cada instante voy a detenerme en el arranque desconcertante de una señora de unos 50 años. Cierta tarde venía caminando por la pintoresca avenida Benjamin Franklin, fumando un cigarro, pensando en un contacto que me pasaron y que en verdad no me había ayudado (ni lo hizo) en nada más que en hacerme gastar en crédito para el teléfono, maldecía que realmente comunicarse con este tipo era siempre para recibir más y más pálidas. El hecho fue de repente se me acercó una señora y se puso frente mío, luego de percatarme de su súbita presencia, la miro y ella me ruega:
_ Perdón señor ¿no tendría un peso para darme? Es que tengo mi carro en el taller y hoy me dijeron que la reparación me va a costar 80 pesos, sin ese dinero no podré retirar mi carro (en tanto me enseña las llaves de un auto y las agita en el aire, me mira como buscando que le crea, vi como que mentía con su mirada, bah, eso sentí), ¡por favor se lo pido!…
_ No, disculpe señora, no tengo nada (no pude creerle, no sé bien porqué, ¿intuición? ¿o seré tacaño naturalmente?)…
En otra oportunidad quizá yo le hubiera dado alguna moneda, pero me inspiró tan poca credibilidad su expresión, su tono, sus ademanes, que opté por dejar sin efecto su pedido. Pobre señora pensé más tarde. No era su día evidentemente.
Una noche estábamos escuchando al Coco tocarse unos temas en su departamento, mientras esperábamos a un par chicas que iban a hacer “acto presencia” (imagen) en un antro donde Coco trabaja. Al rato llega una de las muchachas, con el rostro cansado y notoria mala onda, o nomás estaba mal ustedes saben qué… No le dio ningún beso a ninguno de nosotros, sólo se sentó y se dispuso a exigir. La escena fue parecida a un sabotaje sin escrúpulos, debido a que la mujerzuela indagó sin pelos en la lengua:
_ Chicos, ¿tienen porro?
_ No (dijo el anfitrión)...
_ Uhh, ¿y coca tienen?
_ No, tengo jugo (dijo Coco inocentemente), ¿quieres?
_ (Risas de la susodicha) No, de la otro decía yo…
_ ¡Ah el polvo blanco! (dijo otro amigo), no che ni ahí…
_ Sí eso quería, pero bueno… ¿me das un vaso de agua Coco por favor?...
_ Sí obvio…
Todos nos miramos incrédulos, en tanto la chica se puso bastante colorada, no es para menos con tremendo abuso de confianza y caradura; Esta ojerosa y poco discreta argentina de 26 años, proveniente “Shan Ishidro” según dijo (sin que nadie le haya preguntado), andaba medio suelta de ropas. Estos harapos multicolores que llevaba hicieron que nos demos cuenta de que aún debía cambiarse para ir al antro (y maquillarse desde ya). En eso su amiga que iba a acompañarla la llamo para avisarle que no iría. Lo cierto era que su ropa la tenía su amiga, entonces la niña comenzó a divagar sobre dónde obtener ropa propicia para ponerse. Entonces recordó ser amiga de una vecina de Coco, y nos preguntó si la vecina estaba, la respuesta fue sí por lo que el tema vestimenta parecía estar solucionado. Hasta que el pinche Rulo le dijo:
_ Che, ¿segura que te va a entrar la ropa de Paula?, porque yo te veo más “anchita” que ella, no creo que entres. (con tono amistoso y despreocupado como suele hablar él)...
_ (Abre sus ojos lastimada en su orgullo y decreta) Ah no yo me voy, me estás re boludeando flaco, me cansé ¿Cómo me vas a decir eso?
_ No pero en serio, ella es como más chiquita, fuera de joda la veo difícil que encuentres algo de tu talle, sin ofender eh.
_ No, no, no, yo sé que estoy un poco más gordita pero esto es demasiado, me voy a la mierda de acá. (cuando se levanta ya casi estaba a punto de llorar, entonces Rulo se da cuenta e intenta calmarla)…
_ Pero nada que ver, no sos gorda, es más te re doy (ella vuelve a sentarse), yo solamente pensaba que la ropa de Pau te va a quedar chica. Te pido perdón, en serio estás re buena boluda, posta.
_ Que me importa lo que vos pienses boludo, no, no, yo me voy al carajo (cuando se para nuevamente vuelca una lata de cerveza que había sobre la mesa, el líquido de cebada se batió y no sólo salpicó a ella sino que mojó su cámara Nikon al punto de que ni bien la levantó goteaba cerveza visiblemente (una lástima arruinar esa profesional cámara de alto precio pensé). De hecho ella ni se inmutó al ver el goteo incesante, por lo que le dije:
_ Ey toma el trapo y límpiala, no debe ser barata esa camarita, y no creo que te la hayas encontrada tirada en el piso.
_ Ay sí, gracias… (la refregó un poco y procedió a irse, a lo que Rulo la siguió detrás)…
Los gritos se escuchaban desde el cuarto piso, ella lloraba e intercalaba gritos muy poderosos que señalaban a Rulo como lo peor del mundo. Creo que Rulito se hizo cargo porque se vio sorprendido de la inexplicable reacción histérica de esta droga dependiente. Finalmente yo me fui a mi depa, los agravios continuaban y con un volumen elevadísimo. Al día siguiente le consulte a Rulo cómo había terminado la historia, me comentó que la tuvo que llevar en su auto al antro, los dos solos, pedirle perdón reiteradas veces en la noche, y que incluso la llevó a su casa, estando esta chica en un estado de embriaguez horripilante. Obviamente que esta mujer no será reclutada por Coco nunca más, primero porque nadie la conocía y se comportó sin dar rastros de madurez alguna, segundo porque nadie soportaría las ganas de reírsele en su cara al recordar lo ocurrido aquella noche.
ASÍ ES EL CALOR
Hace unas 2 semanas me digné a recorrer segmentos importantes del centro del D.F. que sabía que tenía que conocer. Tal fue el caso de la Plaza de la Revolución, imponente por donde se la mire, a la cual le tomé fotos de varios ángulos, además de detenerme por varios minutos a intentar comprender semejante monstruo arquitectónico (fotos).
Cuando creí que ya había sido todo, atiné al reloj como para saber en qué horario estaba la ciudad, siendo las 2 de la tarde en punto me dio hambre y por unos segundos me imaginé almorzando una torta de milanesa o algo bien cochino. En eso diviso a más de 60 niños mirando sus relojes, sus celulares, preguntando a otros cual era la hora…me quedé a ver porque su impaciencia jovial estaba llamando mi atención, hasta que recordé que tengo adelantado mi crono unos 5 minutos; Al siguiente latido salieron una serie de chorros de agua desde el piso que realmente provocaron una fiesta instantánea entre los pequeñuelos. Agua fresca para todos, algarabía, y en mi mente la imagen de varios soldados por demás solemnes y compenetrados en desfilar para su superior, ubicados apenas unos 80 metros más atrás de la jocosa lluvia que salía de a ratitos desde el suelo de la plaza (fotos).
Capítulo final en solo unas horas...saludos!