viernes, 25 de noviembre de 2011

Séptima Veintena - Capítulo 1

PERDIENDO LA DESCONFIANZA (nunca del todo)…

El tiempo transcurrido se prolonga inadvertido, avanza resolviéndose en ciclos (digamos bimestrales) tras los cuáles veo que en cuyo destino descansan ilusiones más que positivas. De hecho estos pálpitos, con el correr de las semanas, parece que acabarán por cristalizarse de una vez por todas; El tema preocupante estuvo radicando en que acá lo común es que las cosas se alarguen y estiren casi sin razón, uno confía en lo que le prometen y después nadie paga a tiempo ni cumple lo esgrimido, por lo que hay que adaptarse a que siempre hay una vuelta más para todo. Por eso la economía ha sido uno de los puntos sobre los que más redundó mi mente entre los días 120 y 140. Hasta ese entonces venía sobreviviendo con mi última reserva de dólares, los cuáles se merecen todo mi respeto por ser duraderos en cierto modo, pero como dice la canción "todo tiene un final, todo termina". Y por cierto un no tan buen día quedé en cero, en 0,0, por lo que debí pedirle prestado un par de billetes a mi amigo, manager, y consejero espiritual Santiago. Es crítico saberse sin un mango (lana le dicen acá), si bien al menos viva bajo un techo digno, la salvación podía entonces haber estado a través de la extensión de la tarjeta de mi amado padre, sin embargo cuando fui al supermercado a abastecerme de víveres descubrí que la tarjeta había expirado…(varias puteadas al aire de por medio)…La desesperación golpeaba mi puerta, con los últimos 13 pesos (antes de que Santi me diera el préstamo, fue al día de siguiente de esto) me dirigí hacia una despensa a buscar un paquete de arroz, lo cierto es que el paquete del integral costaba 14.50, así que le dije al flaco que me atendió: “a ver si llego…” y comencé a sacar monedita por monedita hasta que puse sobre su mesada mis benditos 13 pesos; El buey me miró con cara de lástima y me dijo comprensivo: “está bien no te preocupes, cuando tengas me traes lo que falta, en serio”. Entonces esa noche desesperanzada cené arroz con sal y aderezo césar, agua y un cigarrillo de postre. A la semana siguiente recibí un depósito de parte de la agencia que estoy trabajando que me ayudó a llegar a escribir esto, por otra parte remarco que la marca del producto lo dice todo:



No es que en esta ciudad el dinero se te vuele de las manos, aunque si uno se relaja y se aboca a gastar sin pensar, por unos días, se dará cuenta de que si bien en Argentina las cosas estén un poco más caras, acá no podría afirmar jamás que sea todo mucho más barato (mucho menos que sea sencillo ahorrar). Por lo que desde ese entonces he intensificado la minuciosidad en materia despilfarro, algo que en mis primeros dos meses no reparé mucho en hacer, y de seguro se debe a eso que me he alarmado económicamente, así que de aquí en adelante el relax turístico no se hará muy presente; Lo fundamental será adoptar una postura tercermundista  a la hora de administrar mis escuetos ingresos, mejor abocarse a disfrutar de la naturaleza y sus bondades…  


VIVIR SOLO CUESTA VIDA

Para dar el puntapié inicial en materia bizarreada, para esta nueva veintena, me detendré en algo que pasó de ser extraño y desubicado a ser un prejuicio mío que sólo contenía una triste realidad. Estaba yo trabajando en el colosal centro comercial donde voy 3 veces por semana, y en una de esas siento la necesidad de ir al baño para hacer lo primero (puedo ir sin pedir permiso por fortuna, así que ante la duda voy bien distendido y sin reparos). Consumado el hecho me dirijo al lavamanos en busca de agua y jabón, aclaro que no hay baño para el personal sino que utilizamos los mismos que usan los clientes; En fin, me puse mucho jabón, me enjuagué como corresponde, y cuando me doy vuelta para poner mis manos debajo del secador veo a un señor de espaldas, a unos 4 pasos de mí, que hacía ademanes incomprensibles, entre ellos un movimiento combinado y poco ortodoxo con su cintura, brazos y cabeza…Ni bien se voltea el hombre deja ver su "pingo" (sí, sí, "eso", perdón) colgando y para colmo se encaminaba a apoyarlo en el secamanos; A lo que instintivamente yo salí disparado para afuera, más que despavorido, mientras vi como se activaba el secador y el hombre intentaba acercar su elemento...burlesco. Semejante escena provocó que de inmediato les comentara a mis compañeros, de hecho estos se sorprendieron incluso en mayor medida que quien les habla, por lo que los desafié a que esperaran que este señor saliera del baño para que me crean que se trataba de alguien que evidentemente no estaba en óptimas condiciones. Cuando él salió vi como su mujer (o hermana, o algo) le subió el pantalón, le prendió los botones y le abrochó el cinturón, las miradas entre mis coates laborales y yo fueron más que obsecuentes, en cuanto a que no había dudas de que el pobre hombre rozaba la senilidad a tal punto que le hacía exhibir esas ocurrencias extravagantes; Una vez más fui víctima de uno de mis preconceptos para con los mexicanos, cuando en realidad debería de haber sido pertinente pensar en las luces humanas luchando por no apagarse del todo, elucubrando recursos tan originales como indignantes.

DECEPCIONANDO ILUSIONES

Cerrando esta primera entrega compartiré la historia del FM3 (permiso laboral), documento que por cierto en ese entonces estaba apenas comenzando en su trámite, y que sabía yo era indispensable para poder abrir una cuenta de ahorros en los bancos locales. Por si las moscas me tomé la molestia de ir a una serie de estos para confirmar mi creencia. Luego recibir la negativa de dos bancos, en los que pude ratificar mi idea e imposibilidad de darme de alta, me senté ansioso frente a la necedad mental de una ejecutiva de cuenta que pensó que no era necesario que yo presentase el FM3; Cuando esta gordita me aseguró 2 veces seguidas que no haría falta mis ojos brillaron con una fuerza trascendental, ni bien ella percibió mi alegría (momentánea), me dijo que espere porque le había entrado la duda. Posterior llamado de la señorita al gerente, para corroborar, fue el que hechó por tierra mi ilusa esperanza, y me obligó a seguir depositando mi confianza en aquellos empleadores que pagan al corte, o sea en negro, o sea en el momento. En la vientena siguiente tendrán una idea de cómo pude salirme de esta (otra) angustiante situación en la que el ser argentino me pone.


lunes, 14 de noviembre de 2011

Sexta Veintena - Capítulo Final


INTERACCIONES Y CURIOSIDADES

Para concluir con todas las vicisitudes que merecen ser contadas voy a comenzar relatándoles sobre una controversial interacción, o al menos poco fácil de comprender en su totalidad (para mí claro). Resulta que iba yo camino a mi trabajo, era un sábado a las 10:30am sin haber desayunado ni lavado la cara, me había sentado atrás del todo en uno de los tantos mugrientos colectivos que van hacia “Satélite”, lugar donde “chambeo” (laburo). El ómnibus venía semivacío, por eso fue extraño cuando un buey se acercó hacia mi asiento y se sentó mi lado; “Pesado” pensé en mis adentros, ya que este tipo tenía casi todo el bus para sentarse y justo viene a posar su ser a centímetros del mío (pasa a menudo en cualquier punto del planeta); Indefectiblemente ya no estaba más cómoda mi extensa humanidad, y por si fuera poco (era poco en realidad) este hombre, apenas 2 minutos de estar sentado junto a mí me dice con voz retraída:

_ “Disculpa, ¿podemos platicar?”
_ (lo miro serio e inmutable), con voz grave le digo: “¿Qué pasa?”
_ “Quiero contarte algo que me pasó, ¿te molestaría hablar?”
_ “Sí, perdón, es que recién me despierto, estoy cansado y en un rato tengo que trabajar, la verdad no tengo ganas, gracias igual”…
_ “Bueno está bien” me dijo este bizarro con mirada de perrito mojado.
Al rato subió al colectivo un enérgico vendedor ambulante al que el conversador potencial ubicado a mi izquierda le compró unas pasas con chocolate; Para no ganarle a su genio seguidamente me ofreció de su adquisición, bien parecían ser ricas, pero el buey fue nuevamente rechazado con otro y rotundo “no gracias”. Nunca sabré qué era lo que le pasaba en sí (no quise), reconozco que cuando me bajé del “camión” seguí pensando durante un largo rato cuál sería la situación que lo tenía afligido. Por otro lado me indigné de imaginar porqué me eligió a mí para pretender contar su condena, en fin, no me arrepiento de nada pero igual fue un sabor extraño el que dejó en mi mente; Me sentí mala persona, incluso cerrado y algo arrogante, aunque en realidad yo no tengo la culpa de que un loco tenga que andar por la vida queriendo conversar sus penas con desconocidos…

Una innegable curiosidad jugó de titular cuando venía yo caminando sobre Chapultepec, en los relojes eran como las 5am, con una que otra pizca de alcohol en sangre mi parsimonia se debatía entre el frío del amanecer y una sensación mental cercana al “no llego más”. Cuando paso frente a un puesto de diarios y revistas veo que había una moto apoyada contra este habitáculo, y ni bien agudizo mejor mi mirada (hago un zoom) diviso que sobre la motocicleta, una de esas XR bien grandes, había un chaparrito durmiendo (¡y roncando!) como un angelito. Además de que entraba perfectamente recostado allí, era incomprensible cómo lograba conciliar el sueño cuando a pocos metros tenía una estación de servicio en la que empleados nada sigilosos descargaban combustible, por lo que olor y ruido fuerte no faltaban (ni el ya nombrado chiflete). Sin embargo el cansancio parecía dominar la escena sin otros atenuantes, instintivamente apenas pasé por su lado tosí, aportando mi granito de arena para así deshacerme de la envidia generada por el “vato” que plácidamente soñaba en la vereda mientras a mí todavía me restaban unas 8 cuadras para dar con mi lecho común y corriente. Sea como sea se le siguió inflando el pecho suspirando oníricamente, un ejemplo de lo que es no renunciar a un sueño…

Concluyo este segmento compartiendo con ustedes la curiosa desazón que, inconscientemente, me hacen y hago creer a los mexicanos. La misma consistente en que este humilde servidor haya nacido en Chile, sépanlo: es (soy) argentino. Es lo más común lamentablemente, ya me habrá ocurrido unas 20 veces mínimo, sucede que luego de que uno les haya parlado con cierta elegancia y elevada expresividad acaban por considerarme como… ¡chileno!; Todo bien con ellos desde ya, entrañables compatriotas cordilleranos, el tema es que no sé de dónde (mierda) sacan eso los locales, no logro dilucidarlo por más esfuerzos cognitivos que pueda insistir, dicen que porque hablo rápido (sí, eso es verdad), si bien estimo que hablo claro y conciso. Por supuesto que no soy una especie de trabalenguas y menos que menos utilizo palabras que pertenezcan al lunfardo chilote. Encima cuando digo que soy de Argentina, me dicen “ah, estaba entre chileno o argentino”, como metiéndonos  a los habitantes de ambos países en una misma e incongruente bolsa…Tengo el resquemor de que en realidad se trate de una burla para conmigo, aunque cuesta creer que tantos mexicanos se hayan podido haber puesto de acuerdo para manifestarme la misma estupidez, y por otra parte elucubro que aquellos que dicen que hablo como chileno el problema que tienen es que son unos imberbes, con todo mi respeto se los digo, porque no saben identificar nada relacionado ni a la cultura y formas chilena, ni a nada argentino más allá de Maradona, el asado o Soda Stéreo.Igualmente sé que no podré hacer nada para evitarlo así que mejor me conformo con contárselo a mi querido auditorio de lectores.


PERSPECTIVAS DE APRENDIZAJE

La primera de estas breves perspectivas para mejorar, no quiere decir que lo que no escriba aquí sea porque lo sé a la perfección (de más está decir creo je), se basa en aprender a respetar los “no códigos” del ciudadano mexicano promedio; Por algún motivo ancestral acá la gente se ha malacostumbrado desde siempre a estar siendo abarrotada y apiñada cuando se transporta, actuando en consecuencia por instinto y casi sin pensarlo, algo que denota ese lado como egoísta que hay en los mexicanos (ítem que más adelante desarrollaré con profundidad, allá cuando no resista más de la tentación de investirme de criticador omnisciente, con sus porqués). Esto le hace a México ser un territorio íntimamente ligado a aires recelosos innegables, de absolutamente cualquier cosa que ustedes puedan imaginarse, empezando por el color de piel, la cara de uno (ufff), la forma de hablar y la ropa…Entonces no está mal, que me haya dado una muestra gratis de impotencia, ver a una morruda masa de 13 personas salir empujando y efectivamente salir airosa del vagón del Metro (frenado en la estación “Salto del agua”). Lo cierto era que en el medio justo se encontraba un desgraciado señor de unos 53 pirulos, el cual inexorablemente fue embestido de tal manera que cayó de cola al piso; Qué feo pobre don, lo que resultó cómico fue que de rostro traía una cara de póker extrema, que debe haber sido la causante de tanta impunidad a la hora de pujar por parte de los desacatados. Yo miré todo desde mi altura característica, para variar entre tanto metro sesenta y cinco lindante, más que apretujado por otro pasajeros y deleitado desde la puerta de enfrente del mismo vagón. En fin, nadie lo ayudó a levantarse, una vez en pie el hombre se apoyó sobre un rincón y se quedó obnubilado, parecía concentrarse en sólo quedarse observando en dirección a un punto invisible del horizonte, “visiblemente” resignado como Clarín tras perder la guerra de Malvinas (¿?). La compasión digamos que matizó mi alma algunos minutos más, pese a todo yo debía ser uno de los pocos testigos que le deseó un porvenir menos abrupto que ese que padeció merced a la brutalidad de sus coates.


Para enmarcar el fin de lo que fueron los días 100 y 120, quiero agradecer con este espacio la motivación de contar un otro más refinidado y culto para poder volcar mis letras y deidades terrenales como curioso redactor para la productora bonaerense “Jambalaya” (www.jambalayaweb.com) , allí se me permite dejar una especie de bitácora con lo que de México me excita, yéndome a un punto más lejano que lo que este blog inspira a contar. Se trata de otro tipo de experiencia narrativa en la cual lo filosófico y volado, si se quiere, tienen más lugar, además de que hablo en consideración a otras afectaciones y resquicios que encierra la polivalente sociedad mexicana. Fuera de esto yo ya colaboré con ellos para su revista virtual de nombre Toad Trippers la cual se descarga en PDF y les aseguro que ostenta un contenido que nada tiene que envidiar a las mejores publicaciones de nuestro país, sobre todo aquellas vanguardistas que combinan géneros y temas, y le dan importancia solamente al arte, despreciando rellenar su producto con falsos intereses (pueden ver el nº 3 online, en la página 92 se lee mi nota). La colaboración inicial que hice está en el nº 2, más precisamente en la página 42, trata sobre el error y sus variantes, donde cito ejemplos y posturas que para mí no podían ser omitidas. Por lo tanto es un orgullo, a fines de octubre, haber pasado a ser miembro estable de Jambalaya, mejor dicho considerarme parte de esta movida cultural que además de esto hace historia con un mega-mural hiper-colosal porteño, que aunando artistas viene recibiendo pintura, elogios, y amor desde más de un año, y que cuando se termine y quede como una gran obra va a dar que hablar más de lo que ya. Por su supuesto que encontrarán más información en el sitio web antes citado; La idea para con la página es hacer una nota mensual, con suerte (je), y darle sentidos distintos a la vida mexicana, para que lean aquí y allá qué implicancias mentales tiene mi visceral aventura por lo desconocido. Les dejo el enlace a mi perfil de SPEAKER CORNER: http://www.jambalayaweb.com/#/nota/SpeakersCorner/exfoliacion-social/

Abrazo y en unos días estamos de nuevo…

jueves, 10 de noviembre de 2011

Sexta Veintena - Capítulo 2

NUEVA EMOCIÓN

Por gracia divina la vida me hizo cruzar con Santiago, el hecho es que ya podemos decir que somos grandes amigos. Por si fuera poco este argentino con nacionalidad mexicana me invitó a acompañarlo a su "viaje de negocios" en Pachuca. Como era miércoles y yo no tenía que trabajar ni nada por el estilo decidí ser de la partida, con el aditamento de que camino a su “junta” (reunión) estarían las tentadoras pirámides de Teotihuacán por lo que era por demás irresistible la oferta. Nos encontramos en el Ángel de la Independencia (a 5 cuadras de mi casa) a eso de las 10:30, a los pocos minutos ya estábamos tomando unos mates aceptables y encaminados a conocer este famoso sitio arquitectónico. Santi hacía unos 8,9 años que no iba a ver las ruinas y pensó que el acceso a las mismas seguía siendo gratuito, no es así ya, el valor que pagamos fue casi el mismo que cobran en el museo de Frida Kahlo aunque a mi ver valen más estas increíbles construcciones. Conocida y llamada como "Calzada de los muertos" mi sorpresa era indisimulable una vez allí, el calor azotaba la tierra mientras yo caminaba de jean y remera manga larga (prendas que por supuesto desentonaban), ni qué decir de Santiaguito quién traía su ropa laboral compuesta por pantalón de vestir, camisa y zapatos. Había algunos turistas cuando llegamos a la zona de confluencia, ni bien mirábamos para algún costado se veían más, y eso que para el día que fuimos no creíamos que habría tanta compañía. Por lo que resta fue gracioso ver personas, la mayoría excedidas de peso, que estaban en la base de las pirámides y no se atrevían a subir, verdad es que con sólo contemplarlas desde abajo la vista es impactante, sobre todo al ver la inmensidad colosalmente bella del parque en general (foto, tomada desde la pirámide de la Luna).


 La pirámide del Sol (foto) y la de la Luna (foto) son la atracción por excelencia, lo cierto es que la segunda sólo permite llegar hasta unos 50 metros de su altura, mientras que en la del Sol sí es posible ir hasta lo más alto (si los pulmones o piernas así lo quieren); El desafío de subir a la cúspide no presentaba una preocupación física a priori, pero una cosa es pensarlo y otra bien diferente es intentarlo, yo opté por embarcarme y el resultado no fue sencillo: debí detenerme en 2 oportunidades a tomar aire desesperadamente, ya que el único cigarro que había fumado, a unos minutos antes de llegar, me sacaba el aire sin opciones como si por dentro tuviese un incendio y mi cuerpo fuera una fábrica de fuegos artificiales…Una vez que logramos llegar arriba la panorámica fue tan imponente como majestuosa, aprovechamos para respirar oxígeno puro y digno (algo que obviamente no abunda en la ciudad), a fin de cuentas estuvimos unos 20 minutos contemplando la magia de Teotihuacán desde su pico más alto (foto). Con nosotros había una amplia gama de turistas que oscilaban entre turcos, orientales, europeos y los infaltables gringos. En tanto que alguno de ellos obstaculizaban la visión, lo divertido fue que ese grupo de extranjeros comenzó a levantar la voz y a proferir palabras que según Santi eran malas palabras, entonces dejamos de lado la paz que nos transmitía el lugar y mediante el precioso castellano nos pusimos a decirles infinidad de barbaridades a quiénes estaban en la cúspide con nosotros. Muchos nos miraban sin comprender, aunque estimo que había algún aventurero que sí logró captar la esencia de nuestro poco amigable y críptico mensaje agresivo. Nada raro…


 


Las hormigas coloradas también supieron mostrársenos como co-dueñas de esta maravilla natural, dejando su huella en cada hoyo del piso. Luego de ir a conocer cada uno de los rincones de este paraíso, lo que nos tomó poco menos de 3hs, a las fantásticas pirámides hay que sumarle La Plaza de la Ciudadela (más que linda también); Decía, nos abocamos a encontrar un buen lugar para comer algo rico y característico, de más está aclarar que ya emanábamos olor a exceso solar, algo de sudor y mucha tierrita que inmutable decoraba nuestros atuendos. Una vez que elegimos el presunto lugar "indicado" para almorzar debíamos ordenar algo para masticar, el “platillo” local en cuestión fue la famosa barbacoa (en este caso maciza), plato que realmente se ganó nuestro aplauso (foto). Luego de agradecerle a los dueños del restorán por su intachable servicio emprendimos camino hacia Pachuca, la verdadera excusa por la cual este viaje estaba siendo posible…



3 HORAS DE PACHUCA

El viaje implicó apenas una hora y algunos minutos, Pachuca no prometía demasiado pero era el destino obligado para que Santi diera con sus clientes. Mucho e intenso sol aún mirándonos desde el cielo, ya en la entrada de Pachuca era fácil divisar que, sacando algunos edificios, lo que resaltaba de este sitio era el clima seco y desértico (algo que le quitaba más a su poco atractivo, sin dudas). Como a Santi se le estaba haciendo tarde creyó que me parecería interesante conocer el museo del fútbol de la FIFA, para ello (y a la vez irse rápido) me dejó en la puerta y acordamos que me llamaría ni bien haya terminado su compromiso; Desde ya que me hubiese encantando entrar a esa pelota gigante aunque el valor para ingresar no me pareció tan necesario (unos 70 pesos argentinos), por lo que desistí olímpicamente, señor Blatter: sabe usted de memoria el lugar de su cuerpo para meterse su museo y la mensa pelota esa…(fotos)


 

Por lo que mi primera idea, para consumir los minutos que tenía hasta regresar, fue caminar largo y tendido por las tranquilas calles, las que tenía más a mano, del que inexplicablemente llaman “centro” de Pachuca. Nada fuera de lo común sinceramente, sí decir que se trata de una ciudad muy limpia y prolija, que apenas pudo llamar mi atención. Luego de caminar como una hora, sin grandes novedades, me metí a un shopping a ver si alguien estaba dando degustaciones de algún vino o algún queso (no tuve suerte), también me probé un par de camisas pero estaban algo caras así que no me envalentoné con lo pintadas que me quedaban. Casi otra hora me tomó recorrer de punta a punta este gran establecimiento capitalista, con ganas de fumar un cigarrillo salí a la calle nuevamente, me senté en un banco del estacionamiento y encendí el vicio. Quizá lo más extraño fue que al rato de haber concluido el tabaco sentí un ruido aéreo ensordecedor, cuando pongo mi mirada en el cielo detecto la monstruosidad de un avión ¡rojo! que pasó sobre mí con una velocidad abismal. Tal fue el anonadamiento que me provocó que quedé en estado de vigilia constante para filmarlo con mi cámara cuando volviese a pasar, a los minutos lo vi a cientos de metros haciendo piruetas en el aire aunque finalmente saldría en otra dirección (en vez de volver hacia mi posición); Resignado apagué la cámara y me prendí otro cigarro, y de repente esas turbinas asesinas volvieron a ocupar todo el sonido y de inmediato intenté prender la cámara y tomarlo en movimiento pero la increíble rapidez con la que se movía no me dejó registrar esa obra maestra de la aviación; Nunca más volvió, sí lo vi nuevamente desde muy lejos pero no volvió a donde yo estaba lamentablemente. Un rato más y Santi me llamó para saber dónde encontrarnos, ni bien nos vimos recordamos que aún nos faltaba probar el producto quizás más representativo de Pachuca: los pastes, esta delicia es una especie de empanada, la diferencia es que están hechos de un suave y dulzón hojaldre y que contienen diversos ingredientes; Pedimos tres cada uno (3 pesos argentinos c/u aproximadamente), Santi eligió todos con rellenos de dulce de cajeta (dulce de leche clase B), membrillo y batata, yo preferí uno con longaniza y salchicha, otro de papa y queso y otro de pollo y guacamole, los tres incomparablemente exquisitos. Provecho...Ya en la ruta deglutimos estos manjares, el sol se iba casi del todo y nosotros de fondo escuchamos con admiración eterna las músicas de Radiohead (“The Bends”), los grandes éxitos de Pixies y un compilado bien ecléctico que grabé hace añares con Almafuerte, Pappo y el grupo chileno Los Tres (primera banda latina en grabar un MTV Unplugged).


UN DOMINGO AMENO

Contento porque iba a ser el primer show que vería de mi amigo peruano Coco Rodríguez, me “lukié” apenas y me dispuse a ir al Don Quintín, lugar que los domingos tiene a Rulo como relaciones públicas. El show comenzaría sobre las 22hs, algo temprano sí, así que sobre las 20:30 ya estábamos con Roby y Lalo (mis ex roomates) bebiendo un tequilita baratón y nuestros preciados whiskys de primer nivel mundial. Fuimos a pie ya que las cuadras que nos separaban del antro eran unas 12 o 13, ingresamos gratuitamente como siempre es para cualquiera en este lugar, y vaya apuro al llegar viendo que el show de Coco iba por su segunda canción. Rápidamente tomamos asiento y comenzamos a disfrutar del ambiente buena onda que generaba el anfitrión musical de la noche, terminó “Qué hermosa te ves” y subió Rulo a cantar "Mística" (cover de Orishas), lógicamente la gente aplaudió muchísimo este dueto. De todas formas tanto público no había, como unos 120 máximo, seguramente porque era muy temprano, y además de que Rulo convocó a Coco apenas unos cuatro días antes, por lo que la improvisación en algunos pasajes del show era evidente, al menos para los que conocemos mucho sobre la música de Rodríguez, además de que al evento le faltó algo más promoción; El genial Odín, mexicano, hizo coros mientras tocaba el teclado si bien hacía las veces de baterista (todo con el mismo instrumento claro está), el inefable y entrañable Iván Pinciroli (argentino) hizo de bajista aunque todos sabemos que es guitarrista, lo que lo llevó a cometer algún que otro error involuntario y casi imperceptible, pero como todo buen músico se bajó enojado cuando terminó el show, más que nada por no haber podido ensayar más sus líneas de bajo. Lo cierto fue que todos disfrutamos de una hora a puro Coco, el sonido fue muy bueno, lo malo fue que apenas terminó el último tema el dj del lugar puso un reggaetón de mal gusto como para dejar en el olvido, de un soplo grosero, lo que Coco con sus interpretaciones había logrado. De todas formas fue un recital cuyo objetivo para Coco era ver como los presentes responderían ante sus composiciones, además del cover de Orishas sonó uno de Pharrell Williams llamado “Frontin” al cual le puso garra con el ukelele y tuvo como invitado otro productor talentoso llamado Jax Landry.


Les dejo un video para que vean que linda que estuvo la “jodita”, que por supuesto no terminó allí, sino que hubo cuerda para mucho rato más, tanto entre los argentinos que seguimos a Coco (y que nos gusta la noche casi tanto como dormir), y aquellos que estaban en este antro tratando de paliar el aburrimiento. Algún que otro trago cortesía de Rulo ayudó para darle más alegría a la amena y cálida reunión…Gracias a todos. http://www.youtube.com/watch?v=Xh3z1Zgy5Eg