miércoles, 20 de junio de 2012

Novena Veintena - Capítulo 2


AÑO NUEVO PLAYA NUEVA

Es innegable que si alguien viene a México no va a querer irse sin antes conocer al menos una playa de las tantas y famosas que ostenta este hermoso país. Tanta belleza es algo que de hecho hasta puede ser un motivo por el cual seguir permaneciendo aquí, la proximidad a buenas y amplias playas, muy buenas y cálidas playas, y excelentes e imponentes playas; ya sea que seas un pinche surfer, un fucking hippie, un simple dulce, un tanto cursi, un narco horrible o un pobre codo (avaro le dicen), ninguno podrá resistirse a estos encantamientos de la naturaleza. Quién les habla finalizó su arduo trabajo, de ventas del ron nº1 del mundo (guatemalteco), el 30 de diciembre a la tarde; los pasos a seguir implicaban tomar un vuelo relámpago hacia las encantadoras costas de Oaxaca, más precisamente nuestro cometido era conocer Puerto Escondido y a su vez varios de sus pueblitos (increíblemente tropicales claro está).
Nos sentíamos ansiosos por demás (sépanlo amigos), por algo ese mismo 31 (a las 11am) ya estábamos dentro del avión; tras una hora y 10 minutos llegamos a Huatulco, por fortuna al lado nuestro teníamos a una joven pareja mexicana, con ellos hicimos buenas migas y entre los 4 pagamos los costosos 1.000 pesos que el taxi hasta “Puerto” no costó. Por suerte ellos nos preguntaron si por casualidad íbamos hacía allí, y por supuesto que no dudé aprobar la idea de compartir ese gasto algo molesto.


Gratamente, cuando salimos en busca de un coche, justo me llamó mi viejo para desearme un feliz año nuevo, y asimismo tuve el placer de incluso saludar a mis bellas hermanitas Zoe y Paz. De hecho terminé la conversación saludando a Brenda, la mujer de mi padre, estos últimos instantes estando ya dentro del taxi y mucho más cerca de las costas…se olía fácilmente el mar; la amabilidad del chofer fue mucha, hasta él mismo por su cuenta frenaba el taxi ante cada “ofrenda” o “muñeco” que encontrábamos en el camino, ritual que se lleva a cabo en dicha región para eliminar las malas sensaciones que deja el año antes de pasar al siguiente, renovando así en el viento sus esperanzas, y volando las cenizas de lo que no les gustó del pasado año, simbolizado a través de un hombrecito de tamaño casi real colgado o sentado para luego ser quemado sin más.
En tanto yo necesitaría abrir sí o sí mi Fasebuq porque Diego, mi brother, ya estaba en Puerto desde unos días antes. Incluso habíamos acordado que era su tarea decirnos que ya había conseguido un hostal barato para pasar la noche de año nuevo. Pasó una horita dentro de ese taxi y nos bajamos en un parador bellísimo, pedí la contraseña de internet y me metí a ver mis mensajes privados. Y así fue: Diego ya nos tenía un lugar reservado, o mejor dicho, dos camas de una plaza en un cuarto que aparentemente sería compartido…




No da que llegamos con Majo, en otro nuevo taxi, a la dirección detallada por Diego Alberto en sus mensajes del feis, y al minuto nos recibe el gran Diego con su sonrisa eterna, para seguidamente comentarnos que en nuestra habitación dormían un irlandés, un galés y un australiano; de todas formas preferimos asegurar la tranquilidad de no buscar techo también para el 1-1-12, por ende pagamos por dos noches allí, si bien era obvio que tendríamos que dormir tranquilos y sin agitar mucho las sábanas; empero unimos las camas y compartimos el espacio entre ambos. Lo más bizarro fue a menos de una hora de haber llegado, luego de acomodar nuestras mochilas y demás menesteres, Diego nos propone ir a conocer el comedor del lugar. Apenas estoy subiendo el escalón final que desembocaba en una especie de cocina-comedor, y veo a unos 10 metros a Samuel, un mexicano y viejo amigo que solía aparecer en la oscura noche bolichera porteña (al cual no veía desde el 2009, seguramente). Entonces, habiéndolo reconocido, digo en voz alta: “¡¡Samuel Guzmán Palomera!!”, serio él me tira “Sí así es, soy yo… ¿quién eres?”, le advierto un tanto inocentemente “¿No me reconoces buey? ¡¡No mames!!”, y él remata (mientras se levanta de su silla enérgicamente): “Pues claro que sí pinche Gonzalo” (y me da un abrazo chingón)…el pañuelo otra vez se había disfrazado de mundo, cocinando así un momentico "bizarrito"; además de todo lo bueno fue que él también se acordaba de Majo perfectamente, nombrándola por su pseudónimo y todo. Posterior a los saludos, después de años, Sammy amablemente y sin pensar nos convidó de unas deliciosas quesadillas que estaba cocinando.


Más al rato, pero antes de las 12pm (año nuevo), nos encontrábamos Majo, Diego, Sammy, su amigo de nombre incierto, y yo, meta platicar fervorosamente de cualquier cosa mientras empinábamos alternativamente un tequila reposado exquisito y un “Jagger” con bebida energética muy despabilador, ambos productos fueron una idea mía que me había en cierta forma encajetado con dicha combinación.
Por su parte el 2012 en sí llegó sin demasiado ruido ni fuegos de artificio (ni tampoco tanta locura), lo que sí: muchísimo calor, montones de arena ociosa por todas partes, y sobre todo una intensa pasión de caricias entre el sol y nosotros; los sentimientos que habíamos erigido día a día, virtualmente, y que una vez cara a cara pasa a ser real amor, mutando a algo correspondido, es lindo y muy llevadero pero con ciertos bajativos…como ser: volver a sufrir la distancia una vez terminada la saeta.


En fin, ese 1ro de enero siendo alrededor de las 2am llegamos al mismo parador donde nos bajamos en el taxi aquel algunas horas antes. La realidad que vivimos fue también gracias a que la cerveza que impera que pensemos en verde había organizado una fiesta bien padre, cool, divertida, a metros del mar y sobre un tiernito piso arenoso. Éramos unos 500 los privilegiados que coincidimos en ese lugar especial y único, en el que la brisa no nos despeinaba pero sí le ponía gran perfección al clima. La bebida estaba muy barata y fue desde ya que operó como otro estímulo. Durante el transcurso de la noche/día hubo momentos en los que con cierto aire cazador Diego recorrió la fiesta en busca de algún "filito"; ahí aprovechábamos para no abusar del "comer delante de los pobres" y nos devorábamos, igualmente cuando estaba con nosotros, yo no me dejaba estar y sin dudar me apretaba fuerte el cuerpo de María deseando que los días venideros no terminasen nunca…


TE RENOVARÁS JUNTO A LA ENERGÍA

Entonces pasaré a repasar las distintas playas que conocimos y disfrutamos con Diego y Majo. Para su información sepan que no llovió una puta gota ni un sólo día, gracias a Dios.


Brisas de Zicatella: las mejores olas por momentos y el mar más violento por otros, el lugar donde estuvimos la mayor parte del tiempo. Aquí conseguimos el hospedaje a menor precio, las mejores comiditas de la región probablemente, y además de que nos encontramos con varios amigos, por ejemplo Coco (y su ukelele), Johana, Daniela, Sabrina y Rulo (todos vecinos de edificio y argentinos, excepto el crédito peruano Coquito).





Carrizalillo: fuimos una bendita tarde a conocer en primera persona lo que fue una vista realmente imponente (desde donde se la mire), sumado a una marea bajísima y a muchos barquitos desvencijados rodeándonos; el perfil era decididamente familiar y por instantes rozaba la clase baja (si bien el “Club Sándwich” que pedí fue el más caro de mi vida y el más impresentablemente desprolijo y desabrido). A mí en particular me gustó mucho el ambiente aunque al resto del grupete la playa les resultó sucia y descuidada (prejuiciosos).





Mazunte: Ya luego de habernos tomado un colectivo que tardó poco más de una hora en llegar, caminamos un poco y un argentino (platense) nos ofreció sus cabañas. Quedaban en las alturas pero eran económicas, obviamente sin agua caliente, era su panorámica lo que hacía de estas cabañas un lugar más que increíble. Omitiendo que este lugar tuvo el nº1 en cuanto a cucarachas salvajes y gorditas se refiere, igual hoy aún sigo extrañando esa vista al mar desde nuestra cabañita...





Zipollite: el mejor hostel en cuanto a la relación entre precio y calidad, aunque más caro que Zicatella; bajábamos un piso y teníamos arena, caminábamos 10 pasos y estábamos en las “palapas”, y si avanzábamos otros 15 pasos ya el océano Pacífico tocaba nuestros pies. En las calles, por la tarde no tanto, pero sí por la noche, encontrábamos a ciertos hippies algo impacientes y un tanto irreverentes (sabrán más en las "Interacciones..."). De hecho la comida era horrible, baja en higiene y más cara de lo normal. Eran agradables las intervenciones de músicos callejeros, batucadas normalmente, siendo lo único sin cargo del pueblo (la gorra nunca falta claro está). Esto habla del problema de ser hippie hoy en día y creer que en estos lugares se puede comer barato. Claro, eso de barato es si vas de aquí para allá con la olla y el calentador, y recalentando fideos y demás yerbas. Polémico lugar en el sentido de ver tanto "hippie chic", aunque de seguro el de mejor onda (a grandes rasgos). La cereza del postre era la excelente predisposición al nudismo de parte de los visitantes, yo opté por la introversión y el zoom de mi cámara (como pueden apreciar).





San Agustinillo: estuvimos de paso por una tarde, pero el impacto de esta bella playa no cesó por más de un día. Hermoso lugar, para ir y volver en el día, pero ineludible. Ricas "tlayudas", que vendrían a ser una especie de tacos gigantes con queso, cebolla, lechuga, frijoles, aguacate (palta) y jitomate (tomate).




Punta Cometa: tras caminar un sendero selvático lleno de subidas y bajadas, caminos estrechos, telarañas, pisos resbaladizos pudimos llegar. La primera foto es del famoso atardecer que destaca al lugar,  la segunda muestra lo que veíamos a nuestra izquierda, atentos a unas marcas o "señales" que pueden verse en la arena... ¿fue obra de la mano de un hombre?





Puerto Ángel: fue también de paso que pudimos entretenernos con la vista que ofrecía este puerto angelical, valga la redundancia. Un pueblito mínimo que ayudó que Diego pudiera hacerse de efectivo/cash, gracias al banco (el único del pueblo) que encontramos en el “centro”.





Puerto Angelito: cangrejos negros que dicen que no hacen nada, pero que ni en varias vidas me acercaría demasiado a sus contornos crujientes y soldados por el mar. Una cangregación como bien dije en mi álbum de fcbk. Una tarde con Majo no sabíamos a dónde ir y nos dijeron que lo conozcamos, nada raro si bien la pasamos lindo, relax, sol muy acogedor y mucha mucha gente alrededor. 





Playa Estacahuite: un recóndito y exótico paradorcito, apto para el buceo y la pesca, con unos platillos típicos muy ricos, como ser: quizás los mejores camarones empanizados que probamos en toda nuestra estadía. Una tarde fue suficiente, incluso el camino recorrido para encontrar esta playa rondó los 10km en plena subida. Para hacerlo por única vez en tu vida, empero irrepetiblemente bello es esta playa.




Los reencuentro en un tiempito amigos, tengan paciencia.
Abrazo grande...


PD: Como ven sigo vivo.

martes, 24 de abril de 2012

Novena Veintena - Capítulo 1


NAVIDAD NADA CONVENCIONAL

En la largada de esta atrasada, pero actualizada novena veintena, iniciaré el relato con lo que fue una reunión por demás salerosa, y que dignificó la noche del 24 para una interesante parva de argentinos radicados en el Distrito Federal.

En primer lugar comentarles que durante diciembre de 2011 trabajé 19 de sus 31 días, y que por su parte la jornada del 24 no sería la excepción. Luego de 8 horas trabajando (parado), más una hora y media de regreso (y una de ida), es evidente que como mínimo llegué cansado a mi depa; de inmediato busqué ahuyentar olores y de sopetón me metí a la ducha, a los 10 minutos salí y me sequé, posteriormente me cambié (hasta me perfumé). Entre pachorra e impaciente contentura estomacal se hicieron las 21hs, quiero que sepan la sensación de privilegiado que sentí sabiendo que del total de invitados 5 éramos pampeanos. Aprovecho para destacar el orgullo sentido por su humilde servidor al verse honrado con la presencia en estas tierras de mi amigo Diego Alberto, por no decir hermano, quien incluyó al D.F. como parte de su extensísimo itinerario (tropical); por lo que estas amistosas condiciones mejoraban la forma en la que me predisponía de cara al festejo “religioso”. Aclarar que como tengo una sola cama, y Diego paró en casa; a la hora de dormir nos turnábamos para que sean equitativas las ocasiones en la que cada uno descansaría sobre la parte de arriba del somier, siendo perjudicado el otro cuando su turno era dormir en la parte de abajo del somier (esa conjunción de maderas filosas que entre nosotros llamábamos “la balsa”). 

Confesado el marco de incomodidad para el reposo, sigo contándoles de nuestro 24. La ceremonia se llevó a cabo en el bonito y amplio hogar de mis coterráneos Fabricio y Guadalupe (y su pequeña Violeta), que tiene lugar sobre la importante y ruidosa avenida Patriotismo. Llegamos, en tandas y cada grupito con sus "especialidades, y como factor común la gente bebía alcohol, sea cerveza o con un buen vino tinto argentino comenzamos a “alegrar” las fiestas. Agradecidos entonces de la vida y la suerte, de ser uno de los 17 invitados (2 niños) que inesperadamente compartiríamos la cena (¿sagrada podría decirse?). Ah y casualmente el mismo 24 era el cumpleaños de mi roomie Roby así que la celebración fue por cuenta doble. Por supuesto que el “quetedije” recibió regalos como si fuese otro de los niños, siendo el único de los adultos que tuvo esa suerte. Por lo que: no le regalé nada a nadie y nadie me regaló absolutamente nada, no es queja es estadística, esto claro exceptuando las sonrisas que todos entregamos sin pensarlo ni un segundo.

La buena onda se traducía en sabernos unos “pinches” argentos “exiliados” compartiendo inmensas y reales ganas de pasar las fiestas no solamente con familiares que están aquí (los que tuvieron esa suerte), sino que también con varios amigos. La comida que prevaleció claramente estaba sustentada en los típicos platos navideños de nuestro país, entre otros: el inefable vitel tone que incluía hasta incluso exóticas alcaparras (manjar), morfé además tomates y huevos rellenos, me fasciné con un pollo relleno con ciruela y morrón y también con un pollo arrollado (hechos por Roby), mastiqué algo de lechón frío y además de la ensalada de rusa acompañé estas delicias con berenjenas al escabeche y unos bollos de pan tan sublimes que aún recuerdo su amable textura...



…Postres varios, tortas compradas y caseras, turrones, maní con chocolate, pan dulce, sidra, champagne, y más chocolate en diversas presentaciones a merced nuestro; o sea, una de las mejores mesas con las que me enfrenté en esta motivadora estadía mexicana. Ya luego de un brindis más obligado que buscado, y de la parte de los regalos en la cual me puse a tono con el vinito, hubo alguna señorita que con la mejor onda procuró musicalizar la velada. Batió cositas de Los Piojos, Los Fabulosos Cadillacs, Los Auténticos Decantes, Sumo, Los Redonditos de ricota y Bersuit Vergarabat entre otros (Shakira). No molestaba a nadie su gusto, pero quizá ese fue el defecto de la dj, porque en un momento la monada no quería brindar más y solamente requería que se la haga bailar; optando entonces el voto popular por hacer que sea cumbia la música de allí en más (1:30am appx), y sin dudas que este popular género fue el gran protagonista de la noche (luego del tinto claro está). Sonaron gran parte de los grupos argentinos de todos los tiempos, priorizamos aquellos cargados mucho ritmo realmente. Estábamos la mayoría de los allí presentes bien cansados, empero la diversión podía más, y las horas pasaban disimuladas, y ni qué decir de las botellas.

Se armó el bailongo y alguien prendió un par de sahumerios, sobre las 4 y 30 cayó un tequila medio pelo para liquidar las energías (al menos las mías). Ya pasados algunos minutos de las 5 de la mañana quedábamos 9 o 10 intentos de persona hablando tartamuda y sueltamente a la vez, y con la graduación como escudo de su aliento. Noche de paz. Les dejo un resumen escueto pero bastante gráfico de lo que afortunadamente viví:



CONDIMENTANDO CON NOVELA

El 29, o sea 5 días después, recibiría una visita más que especial y que esperaba hacía tiempo. Ir en busca de mi amor resumía la energía con la que respiraría durante los siguiente 17 días. La cita inicial era en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México Benito Júarez, el horario de arribo de su vuelo era a las 21hs. Como ese día también tuve que trabajar pedí permiso para irme de la tienda un par de horas antes, con el evidente objetivo de poder tener más tiempo, debido a que mi traslado implicaba atravesar un gran sector de la ciudad; como decía, salí del trabajo con mi aspecto trajeado y por cierto algo traspirado, por supuesto que harto de ansiedad. A su debida estación como un hombre más hice la dichosa y densa combinación de subte (metro) hasta desembocar en la estación “Terminal Aérea”. Si bien pensé que tardaría una eternidad en realidad llegué, casi les diría, justo a tiempo…

Pero para darle más dramatismo voy a contarles las condiciones de impaciencia que ella traía, mezcladas con las mías. Esto según su relato testimonial que ella me comentaba en cada recordar. El 28 fue el día anterior al despegue, que era a las 5am del 29, ese día previo María (amorosa mujer) salió de trabajar a las 20hs. Una vez en su casa volvió a intentar acomodarse dentro del caos que obviamente tenía en su habitación, si bien por Feizvuk me había dicho que ya había separado algunas prendas (arriba del sillón).

En lo que a mí respecta sabía el horario de arribo, la empresa, y que la puerta indicada era la 2. Desde ya que sin razonar demasiado imaginé que ella llegaría al mismo lugar donde fui a buscar a mi, ahora sí, hermano Diego Alberto, supuse que los vuelos provenientes de Buenos Aires aterrizaban en el mismo lugar. Paralelamente, y por si llegase a ocurrir algún imprevisto, le mandé a ella por Feisbuk mi dirección y mi número de celular. Esa noche previa quiso ultimar dudas conectándose a la Web, en el transcurso del armado de su mochila, pero no tuvo suerte culpa de un pésimo servicio llamado Arnet (según ella muy caído); luchó por entrar a Internet sin éxito durante varias horas, ultimar detalles fue vía mail, ella me mandó una foto del “papel” en el que tenía toda la info del vuelo (lo vi por supuesto, aunque ciertamente algo "por arribita"). Su taxi llegó temprano y de repente contenta se encontraba camino a Ezeiza, muchos nervios dentro de su cuerpecito pero bien feliz estaba la guacha (¿y shopping?).

Hagamos de cuenta que en un abrir y cerrar de ojos ella había puesto sus bellos pies en la Ciudad de México, y que en efecto se encontraba lidiando con los trámites aduaneros y asimismo en Migraciones; lo concreto es que se trata de varias e interminables instancias por la cual todos debemos pasar, y en las que siempre es fundamental armarse de paciencia. Respecto a mí, me encontraba erguido en la Terminal (puerta 2 como debía ser) y con un tierno cartel que decía “Mi Amor”, un tanto ya desesperado miraba en todas las direcciones y puertas posibles para divisarla pero no lograba hacerlo (seis meses que no nos veíamos). Ella me contaría más adelante que ni bien acabó el tramiterío miró…miró...y no...no estaba yo por ahí. Dice que salió y caminó un “toquecito” alrededor para ver si a lo mejor por ahí no me había visto, pero no; entonces pensó: "ok, es 29 de diciembre...horario pico (21hs), el trafico debe ser un caos, pronto va a llegar"...

...Majo se apoyó en una columna y en eso se le acerca una chica onda “vedetonga”, grande por todos lados, tetas, culo, labios… ¡ojos!; esta le empieza hablar cuando lo que majito menos quería era conversar, además de que ella no es de las personas más sociables pobrecita (menos en una situación como esta). La señora le hablaba y María asentía (nada más), al rato fue a buscarla su novio de iguales características físicas (onda patovica), "perfecto", "ok", un beso y chau, ah y obviamente: "¡feliz año!"
En eso andaba yo cerca de terminar con la tercera recorrida por casi la mayoría de las puertas de vuelos que van y vienen a BUE, o sea que ya había pasado un ratazo desde que, en teoría, ella tendría que haber salido por alguna de estas puertas; ya el reloj rondaba las 22hs y María, aparentemente, no había salido por ninguna de las fuckings puertas. No vi señales por ningún lado, miraba y nada, fui y vine dos veces por el sector superior, a ver si no andaba por ahí, 4 escaleras mecánicas me tuve que comer incluso.

En tanto ella atina a agarrar su BB y ver si podía mandarme un SMS, pero el celular nunca le funciono. Según rememora majito, empezaba a hacérsele carne una leve “infelicidad”, junto a muchas ganas de tirar el aparato al tacho de la basura. Luego de esa decepción se tranquilizó un momento, se sentó en un cantero muy bonito, pero de golpe…sí, un llanto desconsolado. A los minutos pensó en sus adentros y se dijo: “no me puedo quedar llorando, no voy a lograr nada”, seguidamente se levantó en busca de algún teléfono público, tarjeta o algo símil; le preguntó a un señor de mantenimiento, este le señaló a poquitos metros unos 5 teléfonos (uno al lado del otro), insistente ella le pidió que le explicara cómo funcionaban, abusando del “estoy en otro país” prácticamente (“capaz que funcionaban de otra manera” creyó). En tanto el señor le indica que para llamar tenía que comprar una tarjeta, además de que Majo ya no sabía qué carajo hacer. Su siguiente pregunta fue “¿donde compro la tarjeta?” y el tipo le señaló una farmacia, ella encaró la farmacia (todo cargando con una mochila algo pesada); María entra y con su clásica torpeza casi se lleva puestas un par de vitrinas y/o mostrador/es, y le dice al chico: “una tarjeta de teléfono”, él pregunta “¿de cuánto?, ella tira “sinceramente no sé de cuánto, sólo quería una tarjeta, eh…cualquiera está bien”...al momento de pagar la turista pecó de sobrestimar la moneda yanqui, por ello es que el empleado le aclara: "no, discúlpame, no acepto dólares”…"ok" dijo majito con cara de “¡te voy a matar!"… 

Sinceramente sintió que ni su cuerpo ni su mente podían más, salió de la farmacia a las puteadas diciendo “es plata loco, es lo mismo”, se volvió a sentar en el cantero chingón y justo vió una casa de cambio; ni bien ingresa anuncia a viva voz que quiere “cambiar” U$D 50, y como no podía ser de otra manera le dieron su primer dinero mexicano, se dirige nuevamente a la farmacia pero cuando llega había cerrado; sin embargo existe un “Open25” en el que por suerte logró que le vendieran la pinche tarjeta, la compró aunque se dio cuenta de que no sabía cómo marcar a mi celular azteca, a lo que agarró a un policía para consultarle cómo debía marcar para comunicarse desde un teléfono argentino, el milico le explica amablemente y a los segundos ella se predispone a llamarme…............................................................................................
…A los milisegundos suena mi celular, presiono “send” y oigo la voz de majito insultando y preguntándome, lógicamente o no, “¿¿dónde carajo estas??”, a lo que le digo: “¡¡en el aeropuerto!! ¿Y vos dónde estás, dónde mierda te bajaste?”...tardó unos segundos en responderme (el llanto estaba volviendo), hasta que a punto de largarlo balbucea “estoy en el D.F., puerta dos, ¡vos donde estas!”, a lo que desafiante le contesté “yo también estoy ahora mismo en la puerta 2 y no te veo por ningún lado”, por lo que expeditiva Majo decide que nos encontremos en la puerta de Starbucks: “te espero ahí” y me corta el teléfono. Camino 40 metros y estaba el café gringo este, con ojos vidriosos comienzo a observar a través del cristal pero el local estaba tristemente vacío, apenas 2 empleados con ganas de irse limpiaban aburridos el piso…

Mientras yo masticaba incertidumbre y bronca eran las 22:30 y todavía no encontraba a mi querida, por su parte majito y su mochila me seguían esperando en la puerta de la famosa cafetería; la santa miraba a todos lados nuevamente, tras no verme empezó a caminar, luego anduvo por las escaleras mecánicas aunque...nada. Me llama por segunda vez y repite su tono desquiciado y bien vulgar: “¿Dónde mierda estás?”, casi que gritando le devuelvo “¡pero sí estoy en la puta puerta de Estarvacs nena!”, ya sin fuerza inquiere: “Gon, ¿ves el árbol de navidad de DHL?"...”no hay ninguno mi vida” afirmo; en ese preciso momento ni Majo ni su mente sabían exactamente donde estaban, se oyeron pensamientos de su parte tales como: “pero mi vuelo era directo Ezeiza- D.F.” o “no hay posibilidad de equivocación”. Pasados otros grititos más acordamos vernos en la puerta 2, que ella ahora iba a quedarse en la puerta 2 (que no se movería de ahí). Yo, que ya andaba por otros sectores de la Terminal, caminé hasta la puerta 2 y cuando llegué obvia y lamentablemente que majito no estaba ahí...

...De ella no duden ni un segundo el elevado grado de desesperación que padeció, sumémosle la angustia nerviosa, y el recurrente “estoy en otro país y ya es de noche”; recordó que tuvo hasta un instante en el cual pensó tomarse un taxi cualquiera e ir hacia mi depa directamente por su cuenta, algo que gracias a Dios no terminó haciendo falta. Luego del fallido intento de por fin vernos de una buena vez, reconozco que la ansiedad no me permitió contar con una digna idea que solucionara el “pedo”. María en la plenitud de su crisis recibe un golpe de luz, este es, ni bien vislumbra a 3 mujeres policías se les acerca y les cuenta su (mi/nuestro) problema. Les "vendió" el real dilema de haber llegado hacía más de una hora y media, y que estaba esperando encontrarse con su novio a quien no podía ubicar, y que como no sabía qué hacer por favor la ayudaran. Primero se le ocurrió llamarme y poner el altavoz del teléfono para que ellas escuchen, pero una de ellas gentilmente se adelantó y extrajo su celular para seguidamente pedirle mi número a majito, igual ella le pidió que cuando hablemos me explicara bien dónde era que estaban.

Con esa implacable intención y de inmediato, la oficial no dudó en marcarme, por cierto también tuvo el gesto de preguntarle a Majo cuál era mi nombre antes de que yo atienda; sonó mi celular y una señora de voz grave y muy latina preguntó por mí, se me presentó (no recuerdo su nombre, apellido Gómez creo) y luego de una formalidad conversacional de 23 segundos me manifestó que estaba con Majo y que, lisa y llanamente, le dijera en qué lugar yo me encontraba. Terminé de explicarle mi ubicación, y de golpe ella me increpa diciéndome que le pregunte alguien exactamente en qué terminal yo me encontraba, cuando le pregunté a la primer persona que se me cruzó esta me dijo “Terminal 1”...cuando posteriormente le hice saber esto a la señora, ella me enseña mi error sin más: “pero te equivocaste mi querido, tienes que venir a la Terminal 2 a buscar ya a tu novia, está aquí llorando, está desesperada y asustada esperando a que vengas por ella. Nosotras la cuidamos hasta que tú llegues, no nos iremos de aquí ni la dejaremos irse sola”…”Órale pues, ya estás, muchísimas gracias, ahorita estoy por allí”…

A fin de cuentas mi ignorancia se basó en que nunca supe que existía otra terminal, siempre creí neciamente que era una única estructura en la que aterrizaban, no sólo los aviones que viajan desde mi país, sino todos los demás que vuelan a diferentes destinos del planeta. O sea, a ver, en ningún momento ni siquiera se me pasó por el bocho averiguar cuál era la Terminal en la que majis arribaría, primigeniamente di por sentado que nos encontraríamos apenas yo llegase donde siempre, donde llegó Diego, donde llegué yo, mi primo (hace unos meses) y casi todos che: ¡llámese la Terminal 1!...Dicen las malas lenguas que recién cuando la señora me cortó fue que María se dio cuenta de que sí: efectivamente su ser había llegado al contaminadísimo Distrito Federal. Majito a su vez consideró lo más conveniente permanecer junto a ellas hasta el bendito momento de mi aparición física, siendo casi las 23hs, de hecho mientras yo hablé con la oficial, la dulce les rogó que no la dejaran sola.

Y así fue, más distendida y tranquila María charló un poco con las 3, y de repente les dijo “¡es un boludo!”,  y las 3 la miraron y le dijeron: “¿un qué?”,  y ella volvió a repetir “¡es un boludo!”, pero bueno no le entendieron. En eso yo me asesoré sobre la manera correcta para ir a la fatídica Terminal 2, y tras un ratito me vi en un colectivo (el cual llegó justo cuando salí por él); pasaron 11 o 12 minutos de viajecito y di con la terminal deseada, troté en dirección a la puerta 2 y cuando me estoy acercando veo a una bella damita sentada y rodeada por 3 bultos azules (podría decirse que nuestro primer contacto cara a cara fue a las 23:15)...Todavía sus ojos denotaban frescas lágrimas, yo me hice un poquito el superado para las policías, si bien el abrazo que le propicié a Jó fue desde y con el alma; seguidamente saludé con un beso a las oficiales y estás nos dicen que querían ver un beso, que ese abrazo había sido muy frío. Beso mediante les dimos las gracias para darnos a la fuga, fuertemente tomé a Majito del brazo y encaramos para la zona de taxis. Su pulso dentro del auto permanecía tembloroso, seguramente de no creer todo lo que pasamos hasta encontrarnos…

Y lo que siguió se los termino de contar en el capítulo próximo. Lo inevitable fue ver a María demostrándome mucho amor por un lado, y por otro una increíble y visible necesidad de ahorcarme, matarme, prenderme fuego o algo...
Muchas emociones para una misma jornada, lo importante fue que Dios la bendijo. Por si fuera poco: el papel que dice "MI AMOR" es celosamente conservado por María José dentro de su billetera.

Loves…

jueves, 22 de marzo de 2012

Octava Veintena - Capítulo Final

INTERACCIONES Y CURIOSIDADES

La cerrazón de esta entrega finalmente llegó, más precisamente lo “mejor” que sucedió entre los días 140 y 160. Para entrar en calor tengo que reconocer el interés extraño que se ha generado entre mis coates mexicanos en referencia a este blog y lo que su lectura provoca, uno advierte que sienten una mezcla sabrosa entre admiración por la sutileza para defenestrar, y a la vez algo de vergüenza e incluso hasta reconocimiento de esas defectuosas actitudes que vivo (y que todos viven) por el sólo hecho de estar en este país tan particular. De paso hasta se me ríen en la cara diciéndome que en mis fotos de perfil ven a otra persona diferente de la que ellos se encuentran en el trabajo. Bueno, se como sea soy yo ambos, nadie es perfecto, tengo mi derecho de libre tránsito en lo que a mi imagen respecta (¿?).

Asimismo me ha llamado poderosamente la atención algo que determina socialmente a toda la juventud mexicana, esto es que casi por perfidia o por apuro acá la gente se casa a los 18, 19, 20, o más tardar a los 21; eso sí: como muy tarde a sus 23 primaveras ya esbozan la crianza de un bebé quién al tiempo pagará los platos rotos por la falta de razón de sus progenitores que se unieron sin estar al tanto del significado de "madurez". Todo comienza de algún impulso basado en relacionarse a prueba o error, arriesgando por demás, y de última se divorcian claro, como en cualquier lado del globo; otra consecuencia de esta especie de precocidad es que es muy común que estos padres jóvenes tengan hijos de distintos matrimonios. Digamos que el amor a 1ra vista es casi imposible de negar que influye, la desesperación en su interior no la sabrán disimular, la sed les tira por donde se los mire, también un poco la piel desde ya, apenas perciban cierta química implicará prácticamente un casorio inmediato. Ya hablando con otros amigos/as también pude saber que una vez que se casaron, tuvieron hijos y se divorciaron, nunca más tuvieron ganas de establecerse con otra pareja. El resentimiento se apodera de su corazón, la desconfianza es total e incluye una resignación hacia el signo opuesto que hace que, en caso de buscar algo íntimo, sea solamente por despecho o por una necesidad ya ineludible de recibir algún derivado del amor (por no decir del sexo). Y esta afirmación radica en más de 4 o 5 testimonios, esto es moneda corriente gente créanme.

Por otro lado he aprendido que, sobre todo las mujeres (el 94% estimo), lo que han cooptado de “El chavo del 8” es el ademán de decir “si” con el dedo índice; es lo único que apenas deja ver cierta cultura o identificación de los mexicanos con aquel programa del genial Chespirito, tan festejado en Argentina. Es quizás la forma por excelencia que usan para “afirmar” sobre cualquiera de las cosas que uno duda y por ende pregunta…

Cierro con la vergüenza ajena que me dio conocer a una persona desquiciada. Argentina ella, de 39 años, con un hijo en Buenos Aires. No sólo es cocainómana, sino que nadie más que ella dio el pésimo ejemplo (en medio de una parrillada) dándose con el polvo en tanto el resto como vicio despuntábamos cerveza y ron. Dijo ser amiga de parranda de Maradona muchas noches en Cocodrilo, dijo haber sido la cola del verano en MDQ el milenio pasado, hasta dijo ser ex de uno de los hermanos Husaín. Con un tono tan efusivo como maleducado daba órdenes por doquier, intimidando a casi todos con chistes tan salvajes como innecesarios, a mí por ejemplo me preguntó con sorna: “¿Por qué te hiciste ese corte de mierda?, ¿Qué só milico vo?”, le expliqué que era por trabajo y me dijo que era un gil. A nadie le quedaron dudas de que le parecí aborrecible, seguro por alguna respuesta ácida a alguna de sus primeras preguntas buscando saber algo sobre mí para segundos después escupir alguna frase desubicada; un espécimen al que muy pocas mujeres argentinas podrían hacernos acordar, solamente haría falta desestimar por completo el buen gusto para hablar y especializarse en generar un disgusto ya por el hecho de proferir cualquier palabra (es el modo y todo lo que le sigue); vocabulario de letrina innegable, la verdad que este monstruo me indignó como hacía mucho no sentía, muchos de los presentes me amenazaban con gestos y frasecitas tales como “boludo no la jodas más que te va a cagar a piñas, está re loca”… ¡no me digas che!…En un momento dado me pidió que no le hablara más porque yo le caía “muy mal”, además de que me dijo que no me entendía cuando hablaba y que parecía un nene de 19 años (“hablás igual  o peor que mi hijo”); al rato sin querer me olvidé y le pregunté de qué signo era, atinó su cabeza en dirección a su servidor y con la mirada me dijo “no te voy a responder”, a lo que dije: “seguro que sos de Escorpio”, la mirada que puso seguidamente fue con ganas de acribillarme, lejos de darme miedo me dio risa conocer a alguien con este nivel de desequilibrio nunca antes visto. Dijo tener 2 boliches en “El Gran Buenos Aires”, dijo haber sido íntima amiga de “Poli” Armentano y aseveró saber exactamente quién lo mató, aunque le pedí que nos confesara quién había sido y se negó rotundamente como si alguien pudiera haberle creído el delirio de grandeza con el que pretendía embaucarnos. Realmente fue recién cuando se fue al demonio que nos sentimos todos de nuevo como en casa, aliviados, lo que definitivamente provocó a que la incluya en este humilde blog (aunque sin nombrarla obvio, de hecho hasta el nombre que tiene es gracioso), fue 2 semanas después cuando se nos apareció de nuevo y saludó a todos menos a mí, increíble. Una mierda de persona hecha y derecha, sin tolerancia ni cerebro. Dicho por cada uno de los presentes menos el amigo en común que la llevó ambas veces (el cual actualmente ya no la frecuenta). No todo lo malo que encuentro aquí proviene estrictamente de lo mexicano, creo que está muy fácil saber que en nuestro país nació gente que lamentablemente disfruta de cagar encima de la paz ajena…



PERSPECTIVAS DE APRENDIZAJE


Como ya es notorio la policía tiene una nivel de injerencia muy alto en el peregrinar de uno en el D.F., lo cierto es que la mayoría de las historias que les bajo aquí nunca serán sobre hechos policíacos que hablen de conductas honradas de su parte, prácticamente no deben saber de qué se trata lo contrario a las atrocidades que acometen día a día. Una buena noche (días antes de la mudanza) volvía yo de cenar con los amigos de la Colonia Escandón, y como muchas otras veces decidí “atreverme” y regresar caminando las 27,28 cuadras que me separaban de mi “casa” (habitación) de ese entonces. Sobre tres cuartos del tramo, ya entrado en la Colonia Cuauhtemoc veo un resplandor azul, y tras su aparición otro de color rojo; hacía un calor tremendo siendo poco más de las 2am y mi transpiración me decía “presente”, lo que no me imaginaría ni las peores pesadillas era que la policía jugara conmigo. Y eso fue lo que ocurrió, dos oficiales hartos aburridos de merodear en su móvil se dispusieron a seguir mis pasos durante 4 cuadras, lo peor fue que avanzaban a mi paso parsimoniosamente, y que la luz seguía girándome sus encandiladores fulgores, además de que cada unos 2 o 3 minutos hacían sonar su sirena por un segundo ensordecedor solo para molestarme.
Por supuesto que yo en el fondo no tenía casi ninguna preocupación, primero porque no tenían nada de lo que culparme (apenas me quedaban 3 cigarros), empero mi pensamiento exigía una explicación, a cada pasito que daba comprendía cada vez menos porque carajo me seguían. No volteé ni una vez para mirarlos, no sé si me estuvieron mirando todo el tiempo o no, lo que sí reconozco es que por un tétrico momento fui víctima de mi propia paranoia/odio para con los azulados, deseando con mi alma entera para que continuasen su camino y me dejaran de “chingar” con su chascarrillo necio. Hasta que tomé la decisión de cruzar una avenida peligrosamente y así no pudieron permanecer en su misión perseguidora. Corruptos sin remedio. De aprendizaje quedó el cese casi para siempre de mis caminatas nocturnas en horarios anormales, independientemente de la zona, ya que en las zonas que yo me animo a caminar son lugares seguros en los cuáles la policía hace de cuenta de vigila y protege; o sea que es igual de evidente que yo no caminaré jamás por barrios picantes y a su vez que ellos no estarán en dichos lugares, primero porque la gente es más pobre y no puede andar pagándoles a estos “delincuentes” uniformados las inexpugnables coimas de las que viven, y segundo porque no suelen estar en los barrios donde deberían, sino que prefieren merodear las zonas más cómodas de la ciudad y en las cuales su obligación es aparentar que sirven a la comunidad, cuando en realidad son zonas que rara vez alguien sufre un atraco o algo similar.



Bajaré la persiana de esta lectura con otro capítulo en el que me disfrazaré de aprendiz, en este caso la anécdota nace durante el bendito almuerzo en el bufete del centro comercial que tanto para hablar me ha dado. Resultó que mientras comíamos nuestros platillos recalentados, estando yo rodeado íntegramente de mexicanos (7 más precisamente), un señor de unos 55 años revolvió en el bolsillo de su saco y extrajo una pequeña bolsita; de inmediato una compañera le preguntó que traía en la bolsa, “chapulines” expresó orgulloso el tipo y educadamente comenzó a ofrecer su "botana" a cada uno de los integrantes de la mesa…Llegado mi turno ya me había dado cuenta de que aquellos que aceptaron el bocadito estaban ingresando en su cuerpo ni más ni menos que un...¡grillo!, por instinto cobarde conservador mi respuesta fue un “no gracias, otro día, hoy me agarra de sorpresa y la verdad que no estoy preparado psicológicamente”; al principio la mesa se rió pero al minuto ya se habían complotado para hacerme sentir un completo desagradecido, manifestándome que si ellos estuviesen en otro país y les regalaran algo típico para que prueben no serían tan irrespetuosos de no aceptar…Por su parte el señor me dijo: "ahora ya está, era ahora o nunca", entonces ante estas palabras mis compañeros me insisitieron unos minutos hasta que les dije que no en serio y me aboqué a comer rápido porque ya me habían hecho perder el tiempo para masticar.


Los veo en unos días con todas las callosidades que hubo en la novena veintena, un cordial saludo amigos...

lunes, 27 de febrero de 2012

Octava Veintena - Capítulo 2

Por más atrasado que uno venga: viene, y bajo ningún concepto voy a quedarme con las ganas de contarles lo más desopilante, o al menos extravagante, entre las situaciones que esta insólita vida mexicana me propone más que seguidamente.


MUDANZA INESPERADA

Mis benditos ahorros literalmente escaseaban entre los días 140 y 160, mi futuro era por demás incierto, la verdad era que no tenía muy en claro que ocurriría: si me mudaría a un cuarto barato en algún recóndito rincón del D.F. (el DeFectuoso), o si continuaría en la recámara que me alquilaba hasta ese entonces (aunque ese precio se estaba haciendo un tanto altísimo e innecesario).
Incertidumbre también había por otra parte en la gentil Colonia Escandón, porque Roby y Lalo (los “roomies” con los cuáles compartí techo en parte de julio y agosto) atravesaban un momento de desconfianza total en su edificio/depa; esto debido a que la mujer a quien se le paga el alquiler les había informado que debían ¡3 meses! de renta (otra que Don Ramón los muchachos parecían). Ellos argumentaron creíblemente que esa deuda era en realidad inexistente, porque siempre pagaron a tiempo, sin embargo Marta (la encargada) no lo vio así. La fluctuación duró unos días hasta que de alguna forma misteriosa la deuda quedó “condonada”, esta situación de impotencia apuntó a dejar en claro que sobraban resquemores referidos al futuro, las tramoyas que esta Marta pudiera encauzar estaban latentes; finalemente provocaron que Lalo se mudara a otro lugar, sintiéndose él una víctima impotente y aduciendo que Marta no lo quería ni un poquito, además de todo ocurría que ella no les daba ningún recibo ni nada por el estilo (como para poder rebatir la falsa acusación).


Al fin y al cabo mi situación podía aclararse (inclinarse) de un modo tal o hacia otro (por demás distinto), desde mi agencia incumplidora me debían cierto dinerito que contemplaba el pago de una buena parte de lo trabajado; dicho monto daría por tierra mi pésimo estado económico y así pasaría yo a poder elevar “un tantito” mi nivel de vida. Una buena tarde llevé mi PC (esta) a lo del Roby para ver online un partido de Boca, Lalo ya había comenzado su mudanza y como obligación debía encargarse de conseguir un reemplazo, terminado el juego llegó Lalo y se puso a sacar algunos objetos de su cuarto; al rato lo llamó al Roby para hablar, en tanto yo estaba viendo televisión mexicana bien horripilante, a los 10 minutos ambos me llaman a mí para conversar. Resultó que se les había ocurrido que yo era el reemplazante indicado, además de que al siguiente día a mí ya me tocaba pagar la recámara para poder quedarme por 15 días más (de hecho no tenía para pagar todo un mes entero, sí, un desastre). Lo que siguió fue a mí viendo cómo ellos dos me convencían, todos era pros y contras no habían, incluso restaban aún varios días hasta tener que pagar la renta (lo que me daba un respiro como para esperar a que me depositasen mi guita). Pero esto a su vez dependía de que mi abogado me entregase mi permiso de trabajo, y que yo luego haga los trámites pertinentes para ser un ciudadano que paga impuestos y contribuye con el sistema tributario mexicano (algo que pocos hacen correctamente entre los extranjeros). Lo cierto es que el "riesgo" de entrar a vivir a un depa donde la encargada no es de fiar no fue impedimento para proseguir con lo que consideré ideal, sin temores acarree mis cosas y otra cosa (valga la redundancia).


Entonces me aboqué a poner toda mi entera mente en aras hacia una vibración positiva, para eso fue que finalmente me decidí y me mudé con Roby por 2da vez, para mejorar mi nivel de vida en sí y pasar a tener mi “propio” hogar y no tener que vivir más en una casa en la cual a las 20hs la señora apagaba las luces (viví 3 meses allí, quizá ella se dormía temprano por tener 70 años je, igualmente un amor la doña)…Y de esa forma el milagro se dio: a la semana de haberme mudado me llamó el cuervo para darme mi documentación, le pagué con plata prestada lo que le debía; obteniendo al fin lo que tanto había añorado, ese imprescindible FM3, realmente sentí que me había regresado el alma al cuerpo, porque podría estar bien de plata por primera vez desde mi llegada. A la otra semana ya había saldado todas mis deudas y solamente me restaba disfrutar del producto de mi sacrificio y sobre todo de largos meses sin poder darme algún gusto más allá de fumar cigarrillos.
Por si fuera poco la agencia volvió a contratarme, esta vez para promocionar el mejor ron del mundo durante diciembre; es una delicia guatemalteca sin igual que se toma solamente con hielo, si se mezcla con gaseosa se echa a perder prácticamente. Es una bebida de lujo que no se vende en argentina, está añejado durante 23 años y por esto tiene un precio algo elevado; vendí lo más que pude, poniéndome esta camiseta fue que me aseguré algo más de ingresos de cara al inicio del 2012. Todo viento en popa vislumbré…ustedes en la foto vislumbran mi cuarto actual.



ESA CORRUPTA COSTUMBRE

A modo de cierre les mencionaré un episodio ridículo que soporté justo el mismo día del sismo ocurrido por estos lares, de la escala Richter alcanzó los 6.8 grados y se trató de un temblor impresionante según los sacudidos que lo sintieron; yo por mi parte estaba trabajando dentro de la tienda y no llegué a percibirlo, creo que por suerte, suponiendo que no debe ser muy agradable darse cuenta de que el piso se mueve estrepitosamente (igual un par de mis compañeros sí lo advirtieron).


La historia comenzó apenas terminó el horario laboral (20hs), salí cansado de la tienda y me fui en carro con otros 3 compañeros demostradores/promotores. A bordo íbamos: uno que trabajaba como asesor de vinos (el dueño del auto, aunque no tenía degustación para convidar), un representante de la famosa crema de whisky irlandesa (con su botella disponible para beber), y una joven mexicana quien también nos dejó probar del brandy que vendía, todo esto sumado a “mi” exquisito ron (el cual obvio asimismo bebimos).


Veníamos a velocidad crucero y riendo, oyendo un compilado de rock en español que este guey tenía, Vilma Palma fue el punto más bajo y tras el cual lo insté a que cambiara de música. Entretanto seguíamos rotando entre la variedad de alcoholes sabrosos que nos rodeaban, en un momento dado yo empino mi vasito con brandy y sin querer miro hacia la izquierda para inesperadamente observar que al lado nuestro venía la policía; los dos oficiales que venían en el auto evidentemente se me expresaron con una cara tal, que en mí se tradujo como que ambos se dieron cuenta fácilmente que yo había tomado con el carro en pleno movimiento (desde ya), y con la posibilidad de que todos vengamos bebiendo dentro (como lo era...). Ostensiblemente la patrulla aceleró su paso y prendió su sirena, segundos más tarde frenó su ampuloso porte delante de nuestro carro (bruscamente), se bajaron ambos dos y nos ordenaron que descendamos del vehículo, en ese ínterin dejé mi vaso casi vacío debajo del asiento del conductor. Lo primero que hicieron fue pedirle al dueño del auto que les dijera si había bebido mientras conducía pero este se los negó rotundamente, incansables los milicos le exigieron que Iván les tirara su aliento y así lo hizo (milagrosamente las ratas no lograron olfatear la graduación). De inmediato prosiguieron a inspeccionar el interior del auto, esas pocas gotas de brandy que quedaban en mi vaso fueron a parar al piso sin dudas: así fue como el policía se dio cuenta de que yo sí venía tomando, luego extrajo el vaso y me preguntó porqué venía bebiendo ya que yo debería de saber que eso estaba prohibido e implicaba incumplir las leyes establecidas. "No venía tomando le dije" (caraduramente), me pidió identificación y le facilité la fotocopia rotosa de mi pasaporte, por suerte no pareció molestarle demasiado que su "presa" haya sido argentina; pero igualmente y sin pensar el cana fue y me revisó la mochila, por ende encontró la botella de ron a la mitad, luego de recibir su mirada furtiva le dije que en realidad estábamos exhaustos después de un agotador día de trabajo, que éramos promotores de bebidas alcohólicas y que solamente habíamos tomado un vasito cada uno y ya (menos el conductor claro está). Solamente se miraron entre ellos buscando al interlocutor correcto para decir que lo tenían que decir, pero ninguno tomó la iniciativa, sabían que les iba a discutir a muerte...

Le sonó el radio a uno y ambos se alejaron unos pasos para platicar unos minutos (entre ellos), conversaron los ineptos y a los pocos segundos ambos se me vinieron encima sin vacilar. Esos azulados plagados de hambre por ser coimeados me dijeron que me llevarían detenido, pero para que hablara con el juez de instrucción civil y le explicara toda la situación, mientras tanto uno de ellos abrió la puerta trasera del móvil y me invitó amablemente a ingresar al mismo; le respondí sin titubear que no iría a ningún lado, primero porque conocía mis derechos perfectamente ("¡conozco las leyes migratorias a la perfección!" batí), y segundo porque no había hecho nada malo en concreto.
Estaba tranquilo en mi interior, más que nada porque desde el vamos aquí siempre se arreglan los inconvenientes con tan solo poner en escena un incentivo económico (por más que sea de poca monta), siendo la única y por excelencia vía infalible para salir impune de situaciones complejas. Lo malo era que bajo ningún concepto yo iba a dejarles un puto peso a esas ratas inmundas, si bien no olvidaba que si algo se ponía turbio el billete haría todo por sí solo, empero la situación se manifestó tan incierta como querer explicarles bien la cantidad de frío y viento que nos atacó durante los 25 minutos que duró todo el "pedo" (como dirían acá).


Mis compañeros se miraban azorados tras yo negarme a obedecer la orden de entrar, por primera vez, a una fucking patrulla; por ello fue que uno de los oficiales, algo impaciente (¡lo entiendo eh!), se puso firme para tomarme del brazo y seguidamente intentar dirigirme a la fuerza hacia el interior del móvil, pero me solté justo antes de que lograra hacerlo. Fue el instante más polémico de todo este largo viaje mexicano les diría amigos, porque ni ellos mismos entendían cómo solucionar mi vehemencia negada.

La escena volvió a darse de nuevo, casi con todas las mismas palabras y gesticulaciones (tanto de su parte como de la mía), obstinadamente me volví a hacer respetar dentro de mi capricho...Unos segundos de silencio pasaron lentos e hicieron que el conductor de nuestro auto levantase su voz para decirme que me vaya para atrás, que él se encargaría de todo; de paso así me distancié unos pasos del amenazante carro policial y sus luces encandilantes, y de la policía en sí (naúseas se me aproximaban de tanto olor a excreción). Mi amigo caminó hacia los susodichos, les habló poco menos de un minuto, cuando volteó fue para decirme: "vamos rápido antes de que se arrepientan".


Lo que pasó fue que él les dió su mano y en ese apretón les entregó 100 pesos mexicanos, y eso fue todo. Nunca fui ni iré preso en toda mi vida, ni cerca estuve de ir (que yo recuerde), por lo que esto que viví fue realmente un desafío para mi aún virgen orgullo no carcelero jeje, misión cumplida dicen...


Nos vemos en estos días...Abrazo.

jueves, 26 de enero de 2012

Octava Veintena - Capítulo 1

LARGA VIDA AL PUNK ROCK

Comenzando con la descripción de aquello más importante entre lo ocurrido, intentaré recuperar lo que me dejó una noche de sábado allá por fines de noviembre. Por ser amigo de Matías Carricart, actual jefe de prensa del grupo argentino El Otro Yo, logré enterarme de este interesante show en el Distrito. Mati se tomó la molestia de notificarme vía “tweet” que los muchachos oriundos de Temperley se presentarían en esta ciudad, así que no dudé en solicitarle que me pusiera en su lista de invitados (sin cargo, claro). Ante tal oportunidad aproveché y agregué a Santi para que él también pudiera conocer a uno de los mejores créditos de nuestra música…Parecía mentira que con sólo dar nuestros nombres nos dejarían entrar; lo cierto fue que mi amigo pasó a buscarme a la salida del trabajo con un barril de 4 litros lleno de Fernet (con coca bien frío). Por mi parte lo invité un par de tacos bien picosos antes de ir hacia el Foro Alicia, lugar donde se llevaría a cabo el recital. 

Pasaron unos 5 vasos per cápita hasta que llegamos a la Colonia Roma (Rockma), una vez en la puerta pregunté por el manager, a menos de un minuto me presento ante el mismo para comentarle mi necesidad de entrar, a lo que él me pide mi nombre (y el de mi acompañante); como correspondía pasamos de inmediato y tras unos 15 escalones cuesta arriba quedamos dentro de un sucucho como mucho discreto. El tinte rockero de la velada lo dio, sin dudas, el magro olor a sudor sudaca y “suadero” (“suaperro” como le dicen aquí a este tipo de corte de carne finito tipo matambre y de sospechosa proveniencia). Visiblemente había algunos varios argentinos, parejitas punks, y murmullos indescifrables más un tantito de cerveza barata. Iban menos de 4 minutos de aterrizados en este tugurio y no da que de golpe aparecen los 4 músicos para así darle rienda suelta a un real bardo. Entre tema y tema Cristian Aldana no dejó de proferir grandes cantidades de palabrotas, sacado a frases bien groseras para arengar al público quién al principio no agitó demasiado. Por otro lado la lista de temas había sido conformada y elegida por los fans, quiénes participaron desde la página de Feisbuk; la verdad que fue otra iniciativa valiosa para recolectar y persuadir a nuevos seguidores. Bien ahí.

Entre otras piezas por demás ruidosas sonaron: “Alegría”, “Corta el pasto”, “69”, “Caries”, “La tetona”, “Sexo en el Elevador”, “Yo te amo”, “No me importa morir”, “La música”, “Hoy aprendí”, “Desatándonos”, “10.000.000”, “Mascota del sistema”, “Me harté”, “Inmaduro”, “La Ola”, “Filadelfia” y “Autodestrucción”. Mientras María Fernanda entonaba con su dulce encanto esta última pieza (de su LP “Espejismos” del 2004), venía todo casi perfecto sacando algún leve acople, sin embargo justo delante de nosotros un buey grandote enloqueció y dió una serie de saltos en cualquier dirección e incluso chocó algunas gentes. Nadie le dijo nada hasta que se topó con la flacura de una “porteñita”, al milisegundo la misma lo increpa (si bien no entendí lo que le dijo exactamente); como respuesta este desacatado opta por intentar empujarla (movimiento suave pero realizado al fin), en ese mismo momento el novio de la argenta (o algo) logra interceptar los brazos del mexicanito loquillo; en medio del cruce traté de calmar la bronca entre estos dos, empero mi acción causó la reacción deduzco (je), ya que este energúmeno respondió el agarrón con un cabezazo que pareció más de lo que fue, aunque fue determinante, el instinto pudo más y la paz cesó un pocos minutos. Lo gracioso era ver esas imágenes cuando la letra que se oía decía “¿porqué habrá autodestrucción en la humanidad? Que estupidez”…Por suerte no pasó a mayores, lo innegable es que ambos fueron muy “pinches pendejos”, creo que esa especie de “mariconada” hay que pensar que era ineludible, considerando que el marco de la noche de un contaminado tontuelo aburrido le hizo salir a “chingarse” a un joven desprevenido (así fue al fin y al cabo).

Gustosamente y para mi felicidad moví mucho la cabeza, hubo algo de tibio “mosh”, uno o dos “pogos” y ya. El sonido terminó siendo bastante aceptable, la banda sonó “chingona” y lo mejor fueron los temas interpretados en sí, algo que está bueno porque no se trató de otra insípida demostración de la típica burocracia barata que vemos en la mayoría de nuestro rock, expuesta por grupos que tocan más lo que se les pide que lo que ellos mismos quieren (siempre hay excepciones claro). En conclusión: algo real y para destacar ocurrió en el Distrito de la mano de El Otro Yo. Les dejo el video de los pibes tocando el último tema, en la intro ya deja evidenciado el nivel de adrenalina que manejó Cristian...



UN TORMENTOSO VIAJE RELÁMPAGO

Un bendito domingo el plan era ir al “Rollo”, lugar camino a Cuernavaca, donde nos esperarían las atracciones de un parque acuático. La ronda del mate y los integrantes del auto la compusimos: Santiago (dueño del carro), Roby (mi roomie), Coco (el músico), Manuel (Mr. Perú 2010) y quien les habla. Con la firme idea de pasar una tarde divertida se nos dio por comprar una botella de nuestro queridísimo Ferné; de esa forma el inefable barril de Santi volvió a ser rellenado con esa bebida tan particular, un licor de hierbas que le gusta a cualquier ser humano, doy fe porque nunca nadie me dijo que le pareció feo ni nada parecido, esto incluye a varios personajes locales quiénes tuvieron la suerte de que les convide. Una vez en la carretera correspondiente nuestro brebaje iba haciendo lo suyo, la diversión que puede conferir el Branca volvió a hacerse presente; por esto fue que entre copa y copa Santi proactivo propuso ir hacia Acapulco en vez de ir a “El Rollo”, todos pensamos que se trató de una broma así que Santi frenó el auto a un costado para sugerirlo nueva y formalmente. Ponernos de acuerdo fue fácil, finalmente acordamos ir hacia esa tierra peligrosa y de míticas playas, cada uno de los allí presentes haría un esfuerzo económico que no estaba en los planes, en referencia a la cantidad de peajes (cuotas le dicen aquí) que nos aguardarían durante el recorrido (tanto en la ida como en la vuelta); de hecho el presupuesto de cada quién no era lo suficientemente nutrido como para afrontar lo que se vendría, esto incluía también la nafta (combustible se dice), la cual sería un gasto importante debido a que la distancia a recorrer se había incrementado en más del doble. Para que se entienda: en vez de hacer 2 horas de ida y dos de vuelta, hicimos 4 para ir y 4 para volver…
Desde que la música de Sumo ayudó a que el viaje no se nos haga tan extenso, lo que nos preocupaba un poco (todavía nos quedaba alcohol) era saber si llegaríamos a un horario prudente para ir a la playa. Arribamos a la cautivante Acapulco alrededor de las 16:40, las palmeras que vimos fueron un abuso, bellísimas y por todos lados se nos ondeaban. Minutos más tarde estacionamos el carro sobre una avenida plagada de hoteles de lujo, después caminamos por el sendero de uno de ellos para salir hacia el mar, por fortuna al experimentado Santiaguito no le costó mucho eludir al empleado del hotel diciéndole que estábamos alojados en la habitación 503…Una vez convencido al servidor este nos fuimos casi corriendo en busca de la tibieza sagrada con la que el agua nos recibió.
                         
Tanta alegría no se terminó, lo que sí pasó fue que cerca de las 19hs decidimos partir rumbo al condominio de Santi (compartido con otra familia); no cabían dudas de que debíamos bañarnos y comer algo bien delicioso, tomando en cuenta que en el patio había una parrilla según nos adelantó infalible Santi. La llave para entrar no la teníamos pero sí confiábamos en hacerlo por la ventana, según dijo Santiago lo había hecho en oportunidades anteriores. El grandioso chef Roby creyó que unas costillas de cerdo y un vacío serían el alimento que mejor nos vendría, pecado dudar de aquello; verduras varias, carbón, refrescos, pan, cervezas y snacks iban también a ser de la velada. La inversión nos dejaba a casi todos en paupérrimas condiciones para el día venidero, empero a nadie le importó porque la voracidad de los estómagos hacían unos ruidos algo descontrolados. Mientras imaginábamos la panzada que venía recorrimos un poco el centro coqueto de Acapulco, al rato ya íbamos a sortear nuestro primer escollo: el guardia de seguridad; Santi encaró el portón como si viviera allí todo el año, los de vigilancia no parecían ser tales y nos permitieron acceder saludándonos con la cabeza, se apoderaba de nosotros una real felicidad al vernos concretar la hazaña de finalmente haber alcanzado nuestros fines, sólo nos restaba entrar por una simple ventana...Ni bien doblamos la calle que nos dejaría en la posada Santi comienza a confundir cual era realmente su casa, no sabía si "esta o aquella" (una estaba ocupada y la otra no), seguidamente se detuvo a pensar unos minutos en los cuáles el aire pudo haber sido cortado con una tijera. La incertidumbre prosiguió hasta que Santiago recayó en que "nuestro hogar" era el que ya tenía inquilinos.

Un par apenas de murmullos dentro del auto sirvieron para delinear el sentimiento generalizado, la decepción era quizás el más notorio, este precioso country no iba a poder pertenecernos como queríamos. No hubo discusiones de ningún tipo, lo que sí decidimos fue volver al supermercado a que nos devuelvan nuestro dinero (chau asado obvio). Así que salimos del tiempo compartido e hicimos el cambio de los productos, luego cabizbajos encaramos para una taquería, esos tacos fueron seguramente una excelente forma para alejar los fantasmas de mala energía que se habían presentado en un incierto momento. A continuación nos dispusimos a discernir dónde dormiríamos, la primera opción fue ir a averiguar sobre algún hostal pero eran extremadamente caros, lo mismo ocurriría con las habitaciones y cabañas que preguntamos. Así que por "default" la única que nos quedaba era dormir en la playa, en el auto, o en el jardín con piscina que daba a la casita del country. Ya a poco de cumplirse las 12 de la noche volvimos a entrar al condominio, ya provistos de apenas una coca de 3lts, un refresco de toronja, y algunos caramelos para pasar la noche, ¡ah y cigarros por supuesto!; Una vez allí no voy a decir que terminamos siendo los mejores amigos de la vida, considerando que éramos una mezcla, no por las nacionalidades en sí ni porque Santi sea argentino pero viva en México hace 18 años, me refiero a que lo que pasó nos enseñó a no ser tan idiotas por no decir "inconscientes".

Infinidad de chistes sin sentido o con demasiado carácter fueron lo que más promedio los comentarios, rivalidad Perú-Argentina aunque no haga falta, burdas borracheras, papelones o lo que sea. Desde ya que la mala educación mostró sus dotes, Mr. Perú se acordó que no teníamos inodoro y se dió el gusto de hacer lo segundo en la "alberca" (piscina). No hubo nada flotante ni el agua aparentaba estar sucia, en realidad lo que hizo fue limpiarse los restos después de haber defecado en el césped (lejano por suerte)...
A todo esto en la casa, la cual estaba a unos 30 o 40 metros de dónde nosotros acampamos, se veía por una ventana que estaban viendo la tele, afuera había una 4x4 detenida donde tendría que haber estado el carro de Santi; por supuesto que no podíamos hacer ruido en exceso, como para no para no pasar un momento de mierda digamos, yo llevé la bandera del silencio o la voz baja a lo sumo. Uno de los "picos" de la noche lo marcó el bendito instante en que se oyó la puerta de la casa y salieron 2 jóvenes, todos nos escondimos entre las piedras ubicadas al lado de la alberca, de pasada nos reímos sin sonido como bobos por lo que nos provocaba la absurda situación. Asimismo la salida de la parejita significó su partida del lugar, al ver como se iba esa camioneta empezamos a elucubrar los pasos a seguir. Por un lado supe pensar que el tiempo justo para entrar a la casa eran 30 minutos, lo mínimo prudencial, por otro lado las luces habían quedado encendidas por lo que en el peor de los casos nada sería lo que parecía (LPM). Tras 23 minutos la pareja regresó...pero nuestra imagen acechando no se las puedo explicar como quisiera, en esa espera además hubo uno que se comió todo, un mosquito quién gozó de mi sangre e invitó a sus familiares a que hagan lo mismo con la de los muchachos. Por su parte Manuel no pudo con su genio y de un torpe movimiento tiró las gaseosas de tal forma que ambas perdieron prácticamente todo el gas y más de la mitad de su contenido...
Lo que quedó fueron los cuerpos de Roby y Coco sin esperanza intentando dormir boca arriba sobre el pasto y con la cara tapada para evitar ser picados. En tanto que Manuel y Santi durmieron en la parte de adelante del auto y yo un rato en el borde de la pileta y terminé acostado en la parte de atrás del vehículo. De todas formas, incomodidad mediante, pese al frío del amanecer, más mosquitos y algo de hambre, el objetivo era despertar lo más temprano posible e ir a la playa para al mediodía emprender la vuelta. Con el billete que nos quedó compramos unos cafés y unas donas, fuimos a la playa y nos volvimos a sorprender con la impronta del mar descansando en esa costa tan calma del Pacífico (cuak)...Les dejo unas tomas de mi inspiración:



No dieron las 11am que ya nos sacudimos los pies para darle play al retorno, los peajes los pagaron entre Coco y Santi (¡algo les correspondía también eh!, yo había puesto la lana en los de ida je); las caras no dejaban ver aquella emoción que sí tenían un día atrás cuando Acapulco y su encanto se les (nos) mostraba tan accesible, no señores no todo es tan sencillo, pero sí fue una bonita experiencia no lo negaré.


Volví tarde pero volví, vacaciones le dicen, nos vemos en breve porque hay muchísimo por contar.