martes, 24 de abril de 2012

Novena Veintena - Capítulo 1


NAVIDAD NADA CONVENCIONAL

En la largada de esta atrasada, pero actualizada novena veintena, iniciaré el relato con lo que fue una reunión por demás salerosa, y que dignificó la noche del 24 para una interesante parva de argentinos radicados en el Distrito Federal.

En primer lugar comentarles que durante diciembre de 2011 trabajé 19 de sus 31 días, y que por su parte la jornada del 24 no sería la excepción. Luego de 8 horas trabajando (parado), más una hora y media de regreso (y una de ida), es evidente que como mínimo llegué cansado a mi depa; de inmediato busqué ahuyentar olores y de sopetón me metí a la ducha, a los 10 minutos salí y me sequé, posteriormente me cambié (hasta me perfumé). Entre pachorra e impaciente contentura estomacal se hicieron las 21hs, quiero que sepan la sensación de privilegiado que sentí sabiendo que del total de invitados 5 éramos pampeanos. Aprovecho para destacar el orgullo sentido por su humilde servidor al verse honrado con la presencia en estas tierras de mi amigo Diego Alberto, por no decir hermano, quien incluyó al D.F. como parte de su extensísimo itinerario (tropical); por lo que estas amistosas condiciones mejoraban la forma en la que me predisponía de cara al festejo “religioso”. Aclarar que como tengo una sola cama, y Diego paró en casa; a la hora de dormir nos turnábamos para que sean equitativas las ocasiones en la que cada uno descansaría sobre la parte de arriba del somier, siendo perjudicado el otro cuando su turno era dormir en la parte de abajo del somier (esa conjunción de maderas filosas que entre nosotros llamábamos “la balsa”). 

Confesado el marco de incomodidad para el reposo, sigo contándoles de nuestro 24. La ceremonia se llevó a cabo en el bonito y amplio hogar de mis coterráneos Fabricio y Guadalupe (y su pequeña Violeta), que tiene lugar sobre la importante y ruidosa avenida Patriotismo. Llegamos, en tandas y cada grupito con sus "especialidades, y como factor común la gente bebía alcohol, sea cerveza o con un buen vino tinto argentino comenzamos a “alegrar” las fiestas. Agradecidos entonces de la vida y la suerte, de ser uno de los 17 invitados (2 niños) que inesperadamente compartiríamos la cena (¿sagrada podría decirse?). Ah y casualmente el mismo 24 era el cumpleaños de mi roomie Roby así que la celebración fue por cuenta doble. Por supuesto que el “quetedije” recibió regalos como si fuese otro de los niños, siendo el único de los adultos que tuvo esa suerte. Por lo que: no le regalé nada a nadie y nadie me regaló absolutamente nada, no es queja es estadística, esto claro exceptuando las sonrisas que todos entregamos sin pensarlo ni un segundo.

La buena onda se traducía en sabernos unos “pinches” argentos “exiliados” compartiendo inmensas y reales ganas de pasar las fiestas no solamente con familiares que están aquí (los que tuvieron esa suerte), sino que también con varios amigos. La comida que prevaleció claramente estaba sustentada en los típicos platos navideños de nuestro país, entre otros: el inefable vitel tone que incluía hasta incluso exóticas alcaparras (manjar), morfé además tomates y huevos rellenos, me fasciné con un pollo relleno con ciruela y morrón y también con un pollo arrollado (hechos por Roby), mastiqué algo de lechón frío y además de la ensalada de rusa acompañé estas delicias con berenjenas al escabeche y unos bollos de pan tan sublimes que aún recuerdo su amable textura...



…Postres varios, tortas compradas y caseras, turrones, maní con chocolate, pan dulce, sidra, champagne, y más chocolate en diversas presentaciones a merced nuestro; o sea, una de las mejores mesas con las que me enfrenté en esta motivadora estadía mexicana. Ya luego de un brindis más obligado que buscado, y de la parte de los regalos en la cual me puse a tono con el vinito, hubo alguna señorita que con la mejor onda procuró musicalizar la velada. Batió cositas de Los Piojos, Los Fabulosos Cadillacs, Los Auténticos Decantes, Sumo, Los Redonditos de ricota y Bersuit Vergarabat entre otros (Shakira). No molestaba a nadie su gusto, pero quizá ese fue el defecto de la dj, porque en un momento la monada no quería brindar más y solamente requería que se la haga bailar; optando entonces el voto popular por hacer que sea cumbia la música de allí en más (1:30am appx), y sin dudas que este popular género fue el gran protagonista de la noche (luego del tinto claro está). Sonaron gran parte de los grupos argentinos de todos los tiempos, priorizamos aquellos cargados mucho ritmo realmente. Estábamos la mayoría de los allí presentes bien cansados, empero la diversión podía más, y las horas pasaban disimuladas, y ni qué decir de las botellas.

Se armó el bailongo y alguien prendió un par de sahumerios, sobre las 4 y 30 cayó un tequila medio pelo para liquidar las energías (al menos las mías). Ya pasados algunos minutos de las 5 de la mañana quedábamos 9 o 10 intentos de persona hablando tartamuda y sueltamente a la vez, y con la graduación como escudo de su aliento. Noche de paz. Les dejo un resumen escueto pero bastante gráfico de lo que afortunadamente viví:



CONDIMENTANDO CON NOVELA

El 29, o sea 5 días después, recibiría una visita más que especial y que esperaba hacía tiempo. Ir en busca de mi amor resumía la energía con la que respiraría durante los siguiente 17 días. La cita inicial era en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México Benito Júarez, el horario de arribo de su vuelo era a las 21hs. Como ese día también tuve que trabajar pedí permiso para irme de la tienda un par de horas antes, con el evidente objetivo de poder tener más tiempo, debido a que mi traslado implicaba atravesar un gran sector de la ciudad; como decía, salí del trabajo con mi aspecto trajeado y por cierto algo traspirado, por supuesto que harto de ansiedad. A su debida estación como un hombre más hice la dichosa y densa combinación de subte (metro) hasta desembocar en la estación “Terminal Aérea”. Si bien pensé que tardaría una eternidad en realidad llegué, casi les diría, justo a tiempo…

Pero para darle más dramatismo voy a contarles las condiciones de impaciencia que ella traía, mezcladas con las mías. Esto según su relato testimonial que ella me comentaba en cada recordar. El 28 fue el día anterior al despegue, que era a las 5am del 29, ese día previo María (amorosa mujer) salió de trabajar a las 20hs. Una vez en su casa volvió a intentar acomodarse dentro del caos que obviamente tenía en su habitación, si bien por Feizvuk me había dicho que ya había separado algunas prendas (arriba del sillón).

En lo que a mí respecta sabía el horario de arribo, la empresa, y que la puerta indicada era la 2. Desde ya que sin razonar demasiado imaginé que ella llegaría al mismo lugar donde fui a buscar a mi, ahora sí, hermano Diego Alberto, supuse que los vuelos provenientes de Buenos Aires aterrizaban en el mismo lugar. Paralelamente, y por si llegase a ocurrir algún imprevisto, le mandé a ella por Feisbuk mi dirección y mi número de celular. Esa noche previa quiso ultimar dudas conectándose a la Web, en el transcurso del armado de su mochila, pero no tuvo suerte culpa de un pésimo servicio llamado Arnet (según ella muy caído); luchó por entrar a Internet sin éxito durante varias horas, ultimar detalles fue vía mail, ella me mandó una foto del “papel” en el que tenía toda la info del vuelo (lo vi por supuesto, aunque ciertamente algo "por arribita"). Su taxi llegó temprano y de repente contenta se encontraba camino a Ezeiza, muchos nervios dentro de su cuerpecito pero bien feliz estaba la guacha (¿y shopping?).

Hagamos de cuenta que en un abrir y cerrar de ojos ella había puesto sus bellos pies en la Ciudad de México, y que en efecto se encontraba lidiando con los trámites aduaneros y asimismo en Migraciones; lo concreto es que se trata de varias e interminables instancias por la cual todos debemos pasar, y en las que siempre es fundamental armarse de paciencia. Respecto a mí, me encontraba erguido en la Terminal (puerta 2 como debía ser) y con un tierno cartel que decía “Mi Amor”, un tanto ya desesperado miraba en todas las direcciones y puertas posibles para divisarla pero no lograba hacerlo (seis meses que no nos veíamos). Ella me contaría más adelante que ni bien acabó el tramiterío miró…miró...y no...no estaba yo por ahí. Dice que salió y caminó un “toquecito” alrededor para ver si a lo mejor por ahí no me había visto, pero no; entonces pensó: "ok, es 29 de diciembre...horario pico (21hs), el trafico debe ser un caos, pronto va a llegar"...

...Majo se apoyó en una columna y en eso se le acerca una chica onda “vedetonga”, grande por todos lados, tetas, culo, labios… ¡ojos!; esta le empieza hablar cuando lo que majito menos quería era conversar, además de que ella no es de las personas más sociables pobrecita (menos en una situación como esta). La señora le hablaba y María asentía (nada más), al rato fue a buscarla su novio de iguales características físicas (onda patovica), "perfecto", "ok", un beso y chau, ah y obviamente: "¡feliz año!"
En eso andaba yo cerca de terminar con la tercera recorrida por casi la mayoría de las puertas de vuelos que van y vienen a BUE, o sea que ya había pasado un ratazo desde que, en teoría, ella tendría que haber salido por alguna de estas puertas; ya el reloj rondaba las 22hs y María, aparentemente, no había salido por ninguna de las fuckings puertas. No vi señales por ningún lado, miraba y nada, fui y vine dos veces por el sector superior, a ver si no andaba por ahí, 4 escaleras mecánicas me tuve que comer incluso.

En tanto ella atina a agarrar su BB y ver si podía mandarme un SMS, pero el celular nunca le funciono. Según rememora majito, empezaba a hacérsele carne una leve “infelicidad”, junto a muchas ganas de tirar el aparato al tacho de la basura. Luego de esa decepción se tranquilizó un momento, se sentó en un cantero muy bonito, pero de golpe…sí, un llanto desconsolado. A los minutos pensó en sus adentros y se dijo: “no me puedo quedar llorando, no voy a lograr nada”, seguidamente se levantó en busca de algún teléfono público, tarjeta o algo símil; le preguntó a un señor de mantenimiento, este le señaló a poquitos metros unos 5 teléfonos (uno al lado del otro), insistente ella le pidió que le explicara cómo funcionaban, abusando del “estoy en otro país” prácticamente (“capaz que funcionaban de otra manera” creyó). En tanto el señor le indica que para llamar tenía que comprar una tarjeta, además de que Majo ya no sabía qué carajo hacer. Su siguiente pregunta fue “¿donde compro la tarjeta?” y el tipo le señaló una farmacia, ella encaró la farmacia (todo cargando con una mochila algo pesada); María entra y con su clásica torpeza casi se lleva puestas un par de vitrinas y/o mostrador/es, y le dice al chico: “una tarjeta de teléfono”, él pregunta “¿de cuánto?, ella tira “sinceramente no sé de cuánto, sólo quería una tarjeta, eh…cualquiera está bien”...al momento de pagar la turista pecó de sobrestimar la moneda yanqui, por ello es que el empleado le aclara: "no, discúlpame, no acepto dólares”…"ok" dijo majito con cara de “¡te voy a matar!"… 

Sinceramente sintió que ni su cuerpo ni su mente podían más, salió de la farmacia a las puteadas diciendo “es plata loco, es lo mismo”, se volvió a sentar en el cantero chingón y justo vió una casa de cambio; ni bien ingresa anuncia a viva voz que quiere “cambiar” U$D 50, y como no podía ser de otra manera le dieron su primer dinero mexicano, se dirige nuevamente a la farmacia pero cuando llega había cerrado; sin embargo existe un “Open25” en el que por suerte logró que le vendieran la pinche tarjeta, la compró aunque se dio cuenta de que no sabía cómo marcar a mi celular azteca, a lo que agarró a un policía para consultarle cómo debía marcar para comunicarse desde un teléfono argentino, el milico le explica amablemente y a los segundos ella se predispone a llamarme…............................................................................................
…A los milisegundos suena mi celular, presiono “send” y oigo la voz de majito insultando y preguntándome, lógicamente o no, “¿¿dónde carajo estas??”, a lo que le digo: “¡¡en el aeropuerto!! ¿Y vos dónde estás, dónde mierda te bajaste?”...tardó unos segundos en responderme (el llanto estaba volviendo), hasta que a punto de largarlo balbucea “estoy en el D.F., puerta dos, ¡vos donde estas!”, a lo que desafiante le contesté “yo también estoy ahora mismo en la puerta 2 y no te veo por ningún lado”, por lo que expeditiva Majo decide que nos encontremos en la puerta de Starbucks: “te espero ahí” y me corta el teléfono. Camino 40 metros y estaba el café gringo este, con ojos vidriosos comienzo a observar a través del cristal pero el local estaba tristemente vacío, apenas 2 empleados con ganas de irse limpiaban aburridos el piso…

Mientras yo masticaba incertidumbre y bronca eran las 22:30 y todavía no encontraba a mi querida, por su parte majito y su mochila me seguían esperando en la puerta de la famosa cafetería; la santa miraba a todos lados nuevamente, tras no verme empezó a caminar, luego anduvo por las escaleras mecánicas aunque...nada. Me llama por segunda vez y repite su tono desquiciado y bien vulgar: “¿Dónde mierda estás?”, casi que gritando le devuelvo “¡pero sí estoy en la puta puerta de Estarvacs nena!”, ya sin fuerza inquiere: “Gon, ¿ves el árbol de navidad de DHL?"...”no hay ninguno mi vida” afirmo; en ese preciso momento ni Majo ni su mente sabían exactamente donde estaban, se oyeron pensamientos de su parte tales como: “pero mi vuelo era directo Ezeiza- D.F.” o “no hay posibilidad de equivocación”. Pasados otros grititos más acordamos vernos en la puerta 2, que ella ahora iba a quedarse en la puerta 2 (que no se movería de ahí). Yo, que ya andaba por otros sectores de la Terminal, caminé hasta la puerta 2 y cuando llegué obvia y lamentablemente que majito no estaba ahí...

...De ella no duden ni un segundo el elevado grado de desesperación que padeció, sumémosle la angustia nerviosa, y el recurrente “estoy en otro país y ya es de noche”; recordó que tuvo hasta un instante en el cual pensó tomarse un taxi cualquiera e ir hacia mi depa directamente por su cuenta, algo que gracias a Dios no terminó haciendo falta. Luego del fallido intento de por fin vernos de una buena vez, reconozco que la ansiedad no me permitió contar con una digna idea que solucionara el “pedo”. María en la plenitud de su crisis recibe un golpe de luz, este es, ni bien vislumbra a 3 mujeres policías se les acerca y les cuenta su (mi/nuestro) problema. Les "vendió" el real dilema de haber llegado hacía más de una hora y media, y que estaba esperando encontrarse con su novio a quien no podía ubicar, y que como no sabía qué hacer por favor la ayudaran. Primero se le ocurrió llamarme y poner el altavoz del teléfono para que ellas escuchen, pero una de ellas gentilmente se adelantó y extrajo su celular para seguidamente pedirle mi número a majito, igual ella le pidió que cuando hablemos me explicara bien dónde era que estaban.

Con esa implacable intención y de inmediato, la oficial no dudó en marcarme, por cierto también tuvo el gesto de preguntarle a Majo cuál era mi nombre antes de que yo atienda; sonó mi celular y una señora de voz grave y muy latina preguntó por mí, se me presentó (no recuerdo su nombre, apellido Gómez creo) y luego de una formalidad conversacional de 23 segundos me manifestó que estaba con Majo y que, lisa y llanamente, le dijera en qué lugar yo me encontraba. Terminé de explicarle mi ubicación, y de golpe ella me increpa diciéndome que le pregunte alguien exactamente en qué terminal yo me encontraba, cuando le pregunté a la primer persona que se me cruzó esta me dijo “Terminal 1”...cuando posteriormente le hice saber esto a la señora, ella me enseña mi error sin más: “pero te equivocaste mi querido, tienes que venir a la Terminal 2 a buscar ya a tu novia, está aquí llorando, está desesperada y asustada esperando a que vengas por ella. Nosotras la cuidamos hasta que tú llegues, no nos iremos de aquí ni la dejaremos irse sola”…”Órale pues, ya estás, muchísimas gracias, ahorita estoy por allí”…

A fin de cuentas mi ignorancia se basó en que nunca supe que existía otra terminal, siempre creí neciamente que era una única estructura en la que aterrizaban, no sólo los aviones que viajan desde mi país, sino todos los demás que vuelan a diferentes destinos del planeta. O sea, a ver, en ningún momento ni siquiera se me pasó por el bocho averiguar cuál era la Terminal en la que majis arribaría, primigeniamente di por sentado que nos encontraríamos apenas yo llegase donde siempre, donde llegó Diego, donde llegué yo, mi primo (hace unos meses) y casi todos che: ¡llámese la Terminal 1!...Dicen las malas lenguas que recién cuando la señora me cortó fue que María se dio cuenta de que sí: efectivamente su ser había llegado al contaminadísimo Distrito Federal. Majito a su vez consideró lo más conveniente permanecer junto a ellas hasta el bendito momento de mi aparición física, siendo casi las 23hs, de hecho mientras yo hablé con la oficial, la dulce les rogó que no la dejaran sola.

Y así fue, más distendida y tranquila María charló un poco con las 3, y de repente les dijo “¡es un boludo!”,  y las 3 la miraron y le dijeron: “¿un qué?”,  y ella volvió a repetir “¡es un boludo!”, pero bueno no le entendieron. En eso yo me asesoré sobre la manera correcta para ir a la fatídica Terminal 2, y tras un ratito me vi en un colectivo (el cual llegó justo cuando salí por él); pasaron 11 o 12 minutos de viajecito y di con la terminal deseada, troté en dirección a la puerta 2 y cuando me estoy acercando veo a una bella damita sentada y rodeada por 3 bultos azules (podría decirse que nuestro primer contacto cara a cara fue a las 23:15)...Todavía sus ojos denotaban frescas lágrimas, yo me hice un poquito el superado para las policías, si bien el abrazo que le propicié a Jó fue desde y con el alma; seguidamente saludé con un beso a las oficiales y estás nos dicen que querían ver un beso, que ese abrazo había sido muy frío. Beso mediante les dimos las gracias para darnos a la fuga, fuertemente tomé a Majito del brazo y encaramos para la zona de taxis. Su pulso dentro del auto permanecía tembloroso, seguramente de no creer todo lo que pasamos hasta encontrarnos…

Y lo que siguió se los termino de contar en el capítulo próximo. Lo inevitable fue ver a María demostrándome mucho amor por un lado, y por otro una increíble y visible necesidad de ahorcarme, matarme, prenderme fuego o algo...
Muchas emociones para una misma jornada, lo importante fue que Dios la bendijo. Por si fuera poco: el papel que dice "MI AMOR" es celosamente conservado por María José dentro de su billetera.

Loves…